La cumbre de los BRICS, que se celebra en la ciudad rusa de Kazán, marca un punto de inflexión en el orden mundial. Frente a un sistema internacional históricamente dominado por Estados Unidos y Europa Occidental, este bloque emergente se ha consolidado como un actor clave que busca equilibrar las relaciones de poder a nivel global. Con más de la mitad de la población mundial y un creciente peso económico, los BRICS no solo desafían la hegemonía occidental, sino que proponen una visión multipolar del futuro.

Un bloque unido frente a las sanciones

Rusia, anfitrión de la cumbre, ha enfrentado sanciones severas por parte de Occidente desde el inicio del conflicto con Ucrania. Sin embargo, los BRICS han demostrado que, lejos de quedar aislada, Rusia cuenta con aliados estratégicos. China, India, Sudáfrica y Brasil han jugado un papel crucial en mantener la economía rusa activa, mientras otros países del bloque, como Irán y Egipto, refuerzan la cooperación política y económica.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha subrayado que los BRICS representan una alternativa viable y robusta al G7, ya que juntos superan en influencia económica a este grupo tradicionalmente liderado por las economías más desarrolladas de Occidente. Esta cumbre refuerza la idea de que el mundo no puede ser entendido a partir de un solo centro de poder, sino que debe integrar múltiples voces, muchas de ellas procedentes del Sur Global.

La expansión del BRICS, nuevos miembros y más países interesados

Uno de los grandes logros de la cumbre ha sido la ampliación del bloque con la incorporación de Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía, países que ya formaban parte de las economías emergentes más influyentes. Pero la expansión no se detiene ahí. Arabia Saudí está en proceso de integración y otros 30 países, entre ellos Cuba, Venezuela, Turquía y Malasia, han expresado su interés en sumarse a este grupo, lo que refuerza la relevancia global del bloque.

El crecimiento de los BRICS es visto como un movimiento estratégico para enfrentar las limitaciones impuestas por las sanciones occidentales. Además, la idea de un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar estadounidense ha ganado terreno, lo que permitiría a estos países operar con mayor independencia frente a las presiones de los mercados occidentales.

Grandes ausentes de la cumbre de los BRICS: Lula da Silva y Miguel Díaz-Canel

A pesar del crecimiento y la proyección global de la cumbre, la reunión no contó con la presencia de algunos líderes clave de América Latina, como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el cubano, Miguel Díaz-Canel.

Lula da Silva, uno de los grandes impulsores del BRICS desde su fundación en 2006, se vio obligado a cancelar su asistencia por motivos de salud. Aun así, Brasil sigue siendo una pieza clave dentro del bloque y sus aportes en las discusiones de política económica global continúan siendo fundamentales.

Por otro lado, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel anunció que no asistiría, para atender las múltiples crisis que afronta el país caribeño. El apagón general que dejó a oscuras a todo el país y el paso de la tormenta tropical Oscar por la zona oriental, que dejó un saldo preliminar de 7 muertos, incidieron en la decisión del mandatario. Cuba está representada en la reunión por su canciller Bruno Rodríguez y aún no ha formalizado su membresía, aunque ha mostrado un fuerte interés en participar más activamente en este espacio. Díaz-Canel, al igual que otros líderes latinoamericanos, ve en el BRICS una oportunidad para consolidar alianzas económicas y romper con las restricciones impuestas por Occidente.

Las Naciones Unidas No Representadas observan de cerca a los BRICS

El interés por los BRICS no se limita solo a los países miembros y aspirantes. Un número significativo de naciones pertenecientes a las Naciones Unidas No Representadas (UUN) han seguido de cerca el desarrollo de este bloque y se plantean seriamente una posible participación en el futuro.

Estos estados, muchos de los cuales enfrentan limitaciones económicas o políticas en su interacción con la comunidad internacional, ven en el BRICS una oportunidad para lograr una mayor representación global. La promesa de un sistema financiero menos dependiente del dólar y la posibilidad de establecer alianzas con economías emergentes ofrece una nueva ventana de oportunidades para estos países, que buscan alternativas a las instituciones tradicionales dominadas por Occidente.

Un futuro multipolar más cercano

La cumbre de los BRICS en Kazán no solo ha consolidado la relevancia del bloque en la geopolítica mundial, sino que ha dejado claro que el futuro del poder global será multipolar. La cooperación entre economías emergentes, junto con el interés de nuevos actores, sugiere que el sistema internacional se está moviendo hacia un equilibrio más inclusivo y menos dependiente de las decisiones de un solo eje de poder.

La presencia de líderes como Xi Jinping, Narendra Modi y Vladímir Putin, junto con la adhesión de nuevos países, refuerza la idea de que los BRICS no solo son una agrupación de economías emergentes, sino una plataforma clave para redefinir el orden global. Con una visión clara hacia el futuro, el bloque sigue consolidándose como un contrapeso al G7 y otras organizaciones dominadas por las potencias occidentales.