Menos de tres años después de lanzar su popular chatbot ChatGPT, OpenAI ha alcanzado los 10.000 millones de dólares en ingresos anuales recurrentes. Este logro supone duplicar sus ingresos en apenas un año, pasando de los 5.500 millones de dólares registrados a finales de 2024, a las cifras actuales de 2025.

Este crecimiento no es fruto del azar. OpenAI ha diversificado sus líneas de negocio, ofreciendo productos de consumo, soluciones empresariales personalizadas y una API altamente demandada por desarrolladores de todo el mundo. Lo que no incluyen estas cifras, y resulta revelador, es que quedan fuera los ingresos derivados de acuerdos de licencias con Microsoft —uno de sus principales socios e inversores— y otros convenios exclusivos.

Las cifras detrás del éxito de OpenAI

Actualmente, OpenAI presta servicios a más de 500 millones de usuarios activos cada semana y ha conquistado a 3 millones de clientes empresariales con suscripciones de pago. Este volumen de usuarios, tanto particulares como corporativos, refleja hasta qué punto la inteligencia artificial generativa ha comenzado a integrarse en la vida diaria y el tejido productivo global.

Pero este auge tiene un coste. La carrera por el liderazgo en IA requiere no solo visión, sino también recursos descomunales. Solo el año pasado, OpenAI reportó pérdidas de 5.000 millones de dólares, resultado de las millonarias inversiones en infraestructura, almacenamiento masivo de datos y la contratación de algunos de los talentos más cotizados en ciencia de datos, ingeniería y ética de IA.

Financiación histórica y alianzas estratégicas

Para sostener este crecimiento vertiginoso, la compañía cerró en marzo una ronda de financiación récord por 40.000 millones de dólares. Esta operación, la mayor registrada en el sector tecnológico privado, ha elevado la valoración de OpenAI a cerca de 300.000 millones de dólares, reflejo de la confianza de inversores como Microsoft, SoftBank, Thrive Capital y Altimeter.

Este músculo financiero permite a OpenAI mirar al futuro con ambición. La compañía se ha fijado como meta alcanzar los 125.000 millones de dólares en ingresos anuales para 2029, proyectando su visión de un mundo donde la IA no solo complemente, sino transforme radicalmente industrias completas.

La apuesta por el hardware de OpenAI

El crecimiento de OpenAI no se limita al software. La empresa adquirió la startup de dispositivos de IA «io», cofundada por Jony Ive, célebre diseñador de productos icónicos de Apple como el iPhone y el iPod. Esta adquisición, valorada en 6.500 millones de dólares, abre un nuevo frente: el desarrollo de hardware diseñado desde cero para integrarse con la IA de OpenAI.

Sam Altman, CEO de OpenAI, expresó su entusiasmo por esta alianza con quien considera “el mejor diseñador del mundo”. El objetivo declarado es crear una nueva generación de dispositivos inteligentes capaces de redefinir la interacción humano-máquina.

Desafíos en el horizonte

Pero no todo es crecimiento sin sombras. La adopción masiva de la inteligencia artificial plantea preguntas urgentes sobre su impacto ético, social y económico. Desde el posible desplazamiento laboral hasta la manipulación informativa, pasando por la autonomía de los sistemas inteligentes, el debate sobre el uso responsable de la IA está lejos de resolverse.

Además, la feroz competencia en el sector obliga a OpenAI a mantener un ritmo de innovación acelerado. Compañías emergentes como Anthropic, que ya supera los 3.000 millones en ingresos anuales, presionan constantemente el liderazgo de OpenAI.

El futuro de OpenAI: ¿hacia un nuevo paradigma?

La trayectoria de OpenAI ilustra cómo la inteligencia artificial ha dejado de ser un experimento de laboratorio para convertirse en un motor real de crecimiento económico global. Sin embargo, también subraya la necesidad de conjugar innovación con responsabilidad, en un terreno donde los dilemas éticos son tan complejos como las propias tecnologías que los generan.