El turismo ha vuelto a convertirse en una prioridad de gasto para los españoles. No se trata solo de una recuperación tras años de incertidumbre, sino de una reafirmación cultural. Viajar es hoy una de las principales formas de bienestar y consumo en España. El último informe del Observatorio Cetelem confirma que el sector vive un nuevo impulso sostenido por la estabilidad económica y el deseo de vivir experiencias que trascienden lo material.
El turismo español, segundo motor del consumo nacional
En los últimos doce meses, los viajes se han posicionado como el segundo producto o servicio más adquirido por los españoles (74%), apenas por detrás de los artículos deportivos. Pero lo más revelador es lo que viene: un 81% de los consumidores planea realizar gastos turísticos en los próximos doce meses, una cifra que supera a categorías tradicionalmente fuertes como los deportes o la tecnología.
Esta tendencia sitúa al turismo como un verdadero termómetro del consumo nacional. Detrás de este repunte hay una combinación de factores que invitan al optimismo, entre ellos un crecimiento del consumo privado del 3,7 % en el primer semestre de 2025, una inflación controlada, y un paro que ha descendido al 10 %, junto a una previsión de crecimiento del PIB de entre el 2,5 % y el 2,9 %. En otras palabras, hay viento de cola macroeconómico y confianza ciudadana en el futuro inmediato.
La edad dorada del turismo español para el viajero medio
El estudio revela además quiénes son los protagonistas de esta nueva ola viajera. El grupo de entre 45 y 54 años emerge como el más proclive a invertir en experiencias turísticas, con un 76 % de menciones. Se trata de una generación con estabilidad laboral y capacidad de ahorro que combina el deseo de descanso con una búsqueda más selectiva de calidad y autenticidad en los destinos.
Por su parte, los jóvenes de 25 a 34 años mantienen un interés sólido por viajar, aunque equilibran sus gastos entre ocio digital y escapadas. No persiguen tanto el lujo como la experiencia: una tendencia que se consolida desde hace años y que redefine el sentido del consumo turístico. En su escala de prioridades, los recuerdos valen más que los objetos.
Sostenibilidad, la nueva brújula del viajero español
Si hay un cambio de fondo que transformará el futuro del turismo, es la conciencia ecológica. El informe muestra que tres de cada diez españoles han reducido su gasto turístico por motivos medioambientales. Y el dato es aún más contundente entre los jóvenes de 18 a 24 años, donde un 70 % afirma haber modificado sus hábitos para viajar de forma más sostenible.
Esto no es solo un gesto simbólico. Significa que los destinos, hoteles y aerolíneas deberán adaptarse a una generación que demanda coherencia ambiental. Transporte con menor huella de carbono, alojamientos sostenibles, experiencias de bajo impacto y una comunicación transparente sobre prácticas ecológicas. La sostenibilidad ha pasado de ser un valor añadido a convertirse en un criterio de decisión.
Viajar como espejo de la economía y la cultura para el turismo español
El auge del turismo como prioridad de gasto dice mucho del momento económico que vive España, pero también del tipo de sociedad que está emergiendo. En un contexto de inflación moderada y mayor estabilidad laboral, el consumo se orienta hacia lo vivencial. Los españoles, al igual que muchos europeos, parecen buscar en el viaje una recompensa emocional frente a años de contención y crisis encadenadas.
Esa búsqueda tiene implicaciones culturales profundas. Viajar no solo dinamiza la economía —con empleos, inversión y consumo local—, sino que refuerza el sentido de comunidad, alimenta la curiosidad y redefine la idea de bienestar. Lo que hace dos décadas era un lujo, hoy se percibe como una necesidad emocional y social.
El futuro inmediato del turismo español
Si las proyecciones del Observatorio Cetelem se cumplen, 2026 será el año del despegue definitivo del turismo doméstico y europeo. Los viajeros españoles seguirán liderando el consumo de experiencias, mientras el sector se enfrenta a un doble desafío: mantener la rentabilidad sin renunciar a la sostenibilidad.
Los próximos meses serán decisivos para saber si esta fiebre viajera se traduce en una transformación estructural del modelo turístico o si se trata, simplemente, de un nuevo ciclo de expansión. Lo cierto es que, por primera vez en mucho tiempo, los datos y las emociones viajan en la misma dirección.
						
							
			
			
			
			