La alianza militar entre Rusia y Corea del Norte, marcada por el reciente despliegue de soldados norcoreanos en la guerra de Ucrania, ha despertado alarmas en la comunidad internacional. Este movimiento no solo intensifica un conflicto ya devastador, sino que también reconfigura los equilibrios de poder globales, generando inquietudes sobre el rumbo hacia una potencial Tercera Guerra Mundial. A esto se suma el permiso otorgado por la saliente administración Biden para que Kiev utilice misiles de largo alcance sobre blancos en territorio ruso.
Una alianza forjada en la necesidad
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, las bajas rusas han sido considerables. Informes recientes indican que Rusia enfrenta un promedio de más de mil soldados muertos o heridos diariamente. Ante este panorama, el Kremlin ha recurrido a Corea del Norte, un aliado histórico, para reforzar sus filas con tropas que podrían alcanzar las 12.000 unidades.
Por su parte, Corea del Norte busca obtener beneficios estratégicos en esta alianza. A cambio de su apoyo, Pyongyang recibe tecnología militar avanzada, alimentos y combustible, lo que refuerza su debilitada economía. Este intercambio fortalece una relación que había sido marginal desde la Guerra Fría y que ahora se consolida con un pacto de defensa mutua firmado este año.
¿Qué motiva a Corea del Norte?
El régimen de Kim Jong Un ha aprovechado este conflicto para ganar experiencia militar y negociar con astucia. Corea del Norte no solo busca apoyo económico, sino también acceso a tecnologías sensibles que impulsen su programa de misiles balísticos y submarinos nucleares. Estas aspiraciones refuerzan su capacidad para mantener una posición desafiante en el este de Asia, aumentando su potencial de amenaza contra Corea del Sur y otros actores regionales.
La sombra del Derecho Internacional
La participación de soldados norcoreanos en Ucrania plantea serias cuestiones legales. Según expertos, si estos operan bajo mando norcoreano, el país estaría violando el Derecho Internacional al instigar un uso de la fuerza prohibido. Esto podría convertir a Corea del Norte en parte activa del conflicto de la Tercera Guerra Mundial, abriendo la puerta a represalias internacionales, incluyendo posibles acciones militares en su territorio.
Por otro lado, si las tropas están completamente bajo mando ruso, la responsabilidad recaería únicamente en Moscú. Esta delgada línea jurídica resalta las complejidades del escenario actual y los riesgos de una escalada bélica.
¿Se está preparando el terreno para la Tercera Guerra Mundial?
La comunidad internacional observa con preocupación esta alianza. La OTAN ha calificado el despliegue de tropas norcoreanas como una «escalada peligrosa», y el secretario general, Mark Rutte, advirtió sobre las implicaciones a largo plazo para la seguridad global.
El aumento de la cooperación entre Rusia y Corea del Norte también podría modificar el panorama en Asia y Europa. Pyongyang, que durante años mantuvo relaciones diplomáticas con Europa, ha puesto en riesgo estos lazos al participar directamente en la guerra en Ucrania.
Consecuencias económicas y militares de la Tercera Guerra Mundial
El acuerdo militar también tiene implicaciones económicas. Corea del Norte, cuya economía había estado en declive por sanciones internacionales y la pandemia, podría experimentar un respiro temporal gracias a los ingresos generados por la venta de armas y municiones a Rusia. Sin embargo, los beneficios probablemente quedarán en manos de la élite del régimen, sin alcanzar a una población que enfrenta altas tasas de pobreza y malnutrición.
Desde una perspectiva militar, el pacto refuerza la capacidad defensiva de ambos países. Además, expertos especulan que la colaboración podría extenderse a otros ámbitos, como los ciberataques, donde ambas naciones ya han demostrado habilidades avanzadas.
Un nuevo orden mundial en gestación… ¿sin llegar a la Tercera Guerra Mundial?
El pacto entre Rusia y Corea del Norte no solo busca satisfacer necesidades inmediatas, sino también sentar las bases de un «nuevo orden mundial multipolar». Este ideal, compartido por ambas naciones, desafía la hegemonía occidental liderada por Estados Unidos y sus aliados.
Sin embargo, este movimiento no está exento de riesgos. China, principal aliado de Pyongyang, podría revaluar su apoyo si las acciones de Corea del Norte y Rusia desestabilizan la región. Además, cualquier resolución diplomática en Ucrania podría truncar los beneficios económicos para Corea del Norte, dejando al régimen aún más aislado.