En los últimos meses, Laureano Ortega Murillo ha tomado un papel protagónico en la política exterior de Nicaragua. El hijo menor de la pareja de Daniel Ortega y Rosario Murillo, formado en Italia como cantante de ópera, se ha convertido en la cara visible del gobierno de Nicaragua en las negociaciones para que el país centroamericano se integre al grupo de economías emergentes conocido como BRICS.

El enviado especial de Daniel Ortega

A sus 41 años, Laureano Ortega ha sido designado por su padre, Daniel Ortega, como el «representante especial» y «asesor presidencial de inversiones, comercio y cooperación internacional». Un cargo que le ha permitido encabezar delegaciones gubernamentales en giras por Rusia, China e Irán, tres de los miembros fundadores de los BRICS.

En junio pasado, el gobierno sandinista confirmó que Nicaragua ha solicitado formalmente su ingreso como «socio» de este bloque económico, visto por Ortega como un contrapeso al poder occidental. Y fue precisamente Laureano Ortega quien realizó este trámite ante la presidencia pro témpore que ostenta Rusia.

«Hemos ya aplicado ante la Federación de Rusia como presidencia ‘pro tempore’ de los BRICS, para que Nicaragua pueda ser un país socio de este gran bloque», declaró Laureano Ortega, durante su visita al Foro Económico de San Petersburgo.

Un perfil poco convencional

A diferencia de su padre, cuyos orígenes fueron la lucha guerrillera contra la dictadura somocista, Laureano Ortega ha tenido una vida enfocada principalmente en las artes y los placeres. Estudió música, canto y producción audiovisual en Italia y Costa Rica, donde se le vio manejando autos de lujo como un Porsche Carrera 911.

Es un aficionado declarado de las marcas de alta gama. En distintos eventos se le ha visto luciendo relojes Rolex valuados en decenas de miles de dólares. Pero más allá de sus excentricidades, lo cierto es que Laureano Ortega ha ido ganando terreno en la vida política del país centroamericano.

¿Laureano Ortega, el futuro sucesor?

Los medios oficialistas de Nicaragua han intensificado en los últimos meses la promoción de su imagen, mostrándolo en actividades familiares y gubernamentales. Una estrategia que, según analistas, podría estar encaminada a preparar el camino para una futura sucesión.

«Por las señales que estamos viendo parece ser que, a Laureano Ortega, sus padres lo están queriendo promocionar como figura heredera de este supuesto trono en el cual ellos se sienten sentados», opinó el ex preso político Juan Sebastián Chamorro.

Si bien no tiene un pasado en la lucha revolucionaria sandinista como su padre, Laureano Ortega cuenta con la ventaja de no estar señalado por la justicia internacional.

Un mundo «multipolar» sin Estados Unidos

En sus recientes intervenciones públicas, Laureano Ortega ha dejado clara la sintonía con el discurso anti-imperialista que mantiene el gobierno de su padre. En otra entrevista auguró el «nacimiento del mundo multipolar, donde el hegemonismo histórico de Estados Unidos y sus serviles europeos y canadienses, deja de existir».

Asimismo, pronosticó que «el dominio del imperio del dólar va a finalizar» por el avance de las nuevas economías emergentes. Un punto clave en la apuesta del gobierno de Daniel Ortega por integrarse a los BRICS y promover el uso de divisas como el yuan chino y el rublo ruso.

«De manera que se puedan fortalecer estas divisas a nivel mundial y que no dependamos únicamente de una moneda, de un sistema que tristemente ha sido utilizado para el chantaje y el terrorismo económico por EE.UU. y sus aliados europeos», aseveró.

Laureano Ortega desafía las sanciones occidentales

En sus declaraciones, Laureano Ortega también ha desestimado el impacto de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y sus aliados contra el gobierno nicaragüense. «Nosotros en muchos sentidos las consideramos incluso medallas, porque cada vez que nos sancionan vemos que estamos haciendo algo bien, sino no lo harían», afirmó.

Esa postura desafiante refleja la determinación del gobierno de Daniel Ortega por consolidar sus alianzas con las potencias emergentes. Esto como un intento por contrarrestar el aislamiento internacional y las presiones económicas de Occidente.