La interceptación de un narcosubmarino teledirigido en aguas del Caribe colombiano encendió las alarmas internacionales. La nave, equipada con módem satelital Starlink y cámaras de vigilancia para control remoto, podía transportar más de 1,5 toneladas de cocaína y recorrer hasta 800 millas sin tripulación. El hallazgo, cerca del Parque Tayrona, representa la primera evidencia concreta de que los carteles han dado un salto tecnológico con implicaciones globales.

La mano de ingenieros y carteles mexicanos en los narcosubmarinos

No se trata de una improvisación. Desde 2017, carteles mexicanos comenzaron a reclutar ingenieros especializados para diseñar narcosubmarinos no tripulados. La meta era reducir riesgos humanos y aumentar la eficiencia en las rutas transoceánicas. Con sistemas de comunicación en tiempo real y camuflaje de última generación, los narcosubmarinos son ahora parte de una carrera tecnológica entre criminales y fuerzas de seguridad.

Tecnología importada desde Estados Unidos

El detalle más inquietante es que buena parte de la innovación empleada proviene de tecnología estadounidense. El uso de módems Starlink, fabricados por SpaceX, y de componentes de navegación accesibles en el mercado norteamericano revela hasta qué punto los carteles aprovechan herramientas diseñadas para fines civiles.

Tipologías del arsenal subacuático

La mayoría de estas naves no son submarinos en sentido estricto, sino embarcaciones de perfil bajo (LPV). De unos 15 metros de largo, construidas en madera y fibra de vidrio, viajan semisumergidas, dejando apenas una silueta visible. Su pintura varía: azul oscuro para el Atlántico, verde marino para el Pacífico. Baratas de fabricar —desde 150 mil hasta 2 millones de dólares—, son el caballo de batalla del narcotráfico.

Más sofisticados son los “narco torpedos”, cápsulas remolcables a 30 metros de profundidad capaces de mover hasta 5 toneladas. Y en la cúspide están los submarinos totalmente sumergibles (FSV), verdaderas joyas de ingeniería capaces de cargar 10 toneladas, invisibles al radar y prácticamente imposibles de interceptar una vez en altamar.

Astilleros ocultos de narcosubmarinos entre manglares

El corazón de esta industria criminal está en la costa pacífica de Colombia. Manglares y ríos laberínticos esconden astilleros donde confluyen carpinteros, ingenieros, proveedores y sicarios. Solo entre 2019 y 2023, las autoridades hallaron 26 talleres en Nariño, 10 en Cauca y otros en Chocó y Valle. Allí, la cocaína recorre apenas unos kilómetros desde los cultivos hasta los puntos de embarque. Sin embargo, los astilleros no son exclusivos de Colombia: también se han descubierto en Brasil, Venezuela, Guyana y Surinam, con destino directo hacia Europa.

Una red global difícil de frenar

Los datos son contundentes. En 2024 se registraron casi 30 incautaciones de narcosubmarinos, la mayoría en el Pacífico. Apenas una de cada cuatro se produce en tierra o en ríos; una vez que las naves alcanzan mar abierto, las posibilidades de detenerlas caen al 5%. Y aunque la Estrategia Multinacional Orión —que involucra a 62 países— presume de decomisos históricos, la realidad es que cada captura prueba la eficacia del método. Si un grupo criminal se atreve a arriesgar cinco o diez toneladas de cocaína en un solo viaje, es porque la ecuación le resulta rentable.

Rutas que cruzan océanos

Las costas poco vigiladas de Guatemala y el sur de México son trampolines hacia Estados Unidos. En Costa Rica, varios narcosubmarinos varados revelaron su papel creciente en el tránsito regional. En el Atlántico, Honduras se convirtió en otro enclave clave, mientras que Europa y Australia han emergido como destinos finales de cargamentos multimillonarios. En 2019 se interceptó por primera vez un semisumergible en Galicia; desde entonces, al menos 12 han intentado cruzar el océano.

Los ataúdes flotantes

Pese a su aura tecnológica, estas naves también son trampas mortales. Muchos narcosubmarinos llevan un tapón para hundirse rápidamente si son descubiertos, borrando cualquier evidencia. No son raros los casos de tripulaciones asfixiadas por gases tóxicos o ahogadas durante interdicciones. Entre marinos y criminales, el apodo resume la realidad: “ataúdes flotantes”.

Narcosubmarinos, una amenaza en expansión

Los narcosubmarinos ya no son una curiosidad artesanal del Pacífico colombiano. Con la incorporación de tecnología satelital hecha en Estados Unidos y estrategias de control remoto, se han convertido en un desafío para la seguridad marítima mundial. La batalla no es solo de radares y guardacostas, sino un pulso directo contra la innovación criminal. Y hoy, parece que los carteles llevan ventaja.