Las MIPYMES en Cuba surgieron supuestamente para incentivar la producción nacional en el país caribeño. Otro de sus objetivos era que descendiera la enorme dependencia de la importación de alimentos y todo tipo de productos. Dos años después, el “experimento” ha sido un fracaso, en su concepción original. No obstante, algunos pocos “emprendedores” han hecho una fortuna comprando en el exterior y revendiendo en el país productos que el ineficiente aparato de empresas estatales no puede proveer a la ciudadanía, desde leche en polvo hasta confituras, refrescos y cervezas.
De acuerdo con datos compartidos por el Ministro de Economía, Alejandro Gil, hasta abril las MIPYMES en Cuba habían importado 166 millones de dólares. La tendencia indicaba, reconoció Gil, que para fines de año, las formas de gestión no estatal habrían importado más de mil millones de dólares. El funcionario no reconoció que el 20% de ese dinero quedaba en manos de empresas importadoras estatales. Las MIPYMES en Cuba no pueden importar libremente, absolutamente nada. Todo pasa por intermediarios estatales que se quedan con ese porcentaje.
¿Qué importan las MIPYMES en Cuba? Productos que saben que tienen rápida salida y demanda en el mercado. Kilogramos de leche en polvo, refrescos, cervezas, confituras, detergentes. Estos productos los compran en el exterior, sobre todo en Panamá, con dólares estadounidenses. Luego los revenden, en pesos cubanos, en la red de pequeños mercados privados que pululan en la mayoría de los barrios.
Luego, para reponerse, los “emprendedores” toman los pesos cubanos recibidos y compran, en el mercado informal, los dólares, con los que podrán adquirir nuevos productos, en el extranjero. De esta forma todos ganan. Las empresas estatales, el gobierno, y los “emprendedores”. Solo hay un perdedor: el pueblo. Con un salario promedio que no llega a los 4000 pesos mensuales, la mayoría de la población no tiene forma de adquirir los productos que venden las MIPYMES en Cuba. Tampoco tiene forma de pagar los abusivos precios de la red de tiendas estatales, que venden en “moneda libremente convertible” (MLC).
¿Qué puede pasar en el futuro cercano con las MIPYMES en Cuba?
Altos directivos del gobierno, especialmente el primer ministro Manuel Marrero, han expresado su “preocupación” por la forma en que están funcionando las MIPYMES. No importan materias primas, no se unen a los tan esperados “encadenamientos productivos” con las empresas nacionales. Solo importan y revenden, en la mayoría de los casos.
Ante esta situación, expertos consideran que en la futura ley de empresas en Cuba habrá medidas dedicadas a forzar a las MIPYMES en Cuba a importar aquellas cosas que el gobierno considere necesarias. Al mismo tiempo, inmerso en una profunda crisis económica y migratoria, el presidente Miguel Díaz-Canel sabe que tampoco puede tensar demasiado la cuerda.
Por ahora, las MIPYMES en Cuba seguirán existiendo. Las más de 8.000 que ya están en funcionamiento han sido aprobadas por los gobiernos locales. Como mismo recibieron el permiso, pueden perderlo. Ante tanta incertidumbre, todo parece reducirse a una carrera para ganar cuánto dinero sea posible ahora, sin pensar demasiado en el futuro.