Durante 2024, algo inquietante ocurrió en el comercio electrónico: por primera vez, los bots automatizados superaron en tráfico a los compradores humanos en los periodos de mayor actividad comercial. No se trata de una distopía cibernética. Es la realidad de una industria que lidia con una amenaza silenciosa, pero poderosa.

Los datos no mienten. Las transacciones maliciosas crecieron un 35 % en solo un año, y los bots ahora representan un tercio de todo el tráfico online de compras. Este fenómeno, más allá del impacto técnico, está redibujando las reglas del juego para empresas, plataformas y usuarios.

Bots cada vez más “humanos”

Los bots modernos no son simples scripts. Son máquinas disfrazadas. Simulan sesiones de navegación, evaden CAPTCHA con astucia y adoptan comportamientos digitales tan creíbles que logran infiltrarse sin levantar sospechas. ¿El resultado? Filtran datos, colapsan inventarios y desvían campañas de marketing que ya no se basan en datos confiables.

La intrusión no es solo técnica. También es estratégica: una distorsión constante de métricas clave puede hacer tambalear decisiones comerciales, desde fijar precios hasta lanzar un producto.

Dispositivos móviles en la mira

Otra estadística inquietante: los ataques dirigidos a móviles se dispararon un 160 %. En una región como América Latina, donde buena parte del e-commerce se da vía celular, esto eleva el nivel de alarma. Emuladores, proxies móviles y entornos simulados son el nuevo arsenal de los atacantes.

Los expertos coinciden: defenderse requiere más que medidas tradicionales. Se necesita una estrategia integral. Esto implica conectar herramientas como firewalls de aplicaciones web (WAF), defensas contra ataques DDoS y análisis profundo del tráfico API. No es exageración: sin esa visión holística, las empresas seguirán jugando a la ruleta rusa.

Inteligencia artificial al rescate contra los bots

Para muchos, la IA es la única salida. Solo algoritmos avanzados pueden detectar patrones anómalos como rotación de IPs, cambios sutiles en la navegación o intentos repetidos desde diferentes dispositivos. Pero también es crucial evitar los falsos positivos: bloquear a usuarios legítimos puede ser tan dañino como dejar entrar a los bots.

Educación y prevención, claves de largo plazo

Ningún escudo es suficiente si el equipo humano desconoce la amenaza. Por eso, actualizar la inteligencia de amenazas en tiempo real y capacitar a empleados —tanto técnicos como comerciales— se vuelve esencial. La prevención empieza desde adentro.

La democratización del uso de bots ha creado un terreno fértil para el delito digital. Ya no se trata de grandes mafias cibernéticas. Cualquiera con un poco de conocimiento puede desencadenar una operación maliciosa.

¿Qué está en juego?

Confianza. Reputación. Continuidad del negocio. Hoy, proteger una plataforma de comercio electrónico no es una opción técnica, sino una decisión empresarial crítica. Porque si el consumidor real deja de confiar, ni el mejor algoritmo podrá salvar la venta.

El 2025 marca un punto de quiebre. Las compañías que entiendan el nuevo entorno podrán adaptarse. Las que no, quedarán atrapadas en un mar de datos contaminados, decisiones erróneas y pérdidas invisibles… hasta que ya sea demasiado tarde.