El café de Panamá está a punto de vivir otro capítulo histórico en su ya consolidada trayectoria como uno de los más exclusivos del planeta. El 6 de agosto, más de 300 compradores de 20 países participarán en la subasta electrónica Best of Panamá (BOP), un evento que ha dejado de ser solo una puja comercial para convertirse en una vitrina del lujo y la excelencia cafetera.

En total, se ofrecerán 1,000 kilogramos de café especial distribuidos en tres categorías que reflejan lo mejor de la cosecha nacional: Geisha Lavado, Geisha Natural y Varietales. Pero, sin lugar a dudas, el protagonista es el Geisha, ese grano que ha posicionado a Panamá en el pináculo del café mundial.

Geisha panameño, sabor, prestigio y cifras que impresionan

El Geisha panameño no solo es sinónimo de calidad, sino también de exclusividad. En la subasta del año pasado, un lote de Elida Geisha Natural alcanzó la estratosférica cifra de 10,013 dólares por kilo, dejando claro que este café ha dejado de ser una bebida cotidiana para entrar al universo de los artículos de colección.

Los varietales, aunque más modestos, también parten de un precio elevado: 60 dólares por kilo. No se trata simplemente de granos tostados, sino de expresiones únicas del terroir panameño, cuidadosamente cultivadas y evaluadas por un panel internacional de catadores.

Una subasta con pasaporte global

El evento contará con compradores de Asia, Europa, América del Norte y Medio Oriente. Desde Japón y Corea del Sur hasta Suiza y los Emiratos Árabes Unidos, el abanico de interés internacional demuestra que el café de Panamá no conoce fronteras. Países como Qatar, Vietnam, Francia, Canadá o Kuwait ya han asegurado su participación.

Este fenómeno global es posible gracias al formato virtual del evento, lo que permite que los principales expertos y coleccionistas del mundo accedan a los lotes sin importar su ubicación geográfica.

Café de Panamá más allá del precio, la cultura del detalle

Lo que eleva al café panameño a otra liga no es solo su rareza, sino el nivel de cuidado con el que se produce. Cada grano ha pasado por procesos meticulosos, y solo los mejores fueron seleccionados tras la competencia anual BOP celebrada en junio. Según Daniel Peterson, vicepresidente de la Specialty Coffee Association of Panama (SCAP), los cafés de este año alcanzaron una calidad “excelente” en las tres categorías, con perfiles de sabor que han deslumbrado a los jueces.

Detrás de esos sabores están familias productoras que han hecho del café una obra de arte. La subasta no es solo una transacción, sino la culminación de meses de trabajo, paciencia y un compromiso casi reverencial con la calidad.

Panamá, epicentro del café de especialidad

En el mapa global del café de especialidad, Panamá ocupa una posición privilegiada. No es un país que compita en volumen, pero sí en excelencia. Ha transformado su pequeña producción en una insignia de prestigio, como si sus montañas cultivaran no solo café, sino también narrativa, deseo y distinción.

Este modelo ha demostrado que no se necesita ser el más grande para ser el mejor. En tiempos donde el consumidor informado busca trazabilidad, origen y experiencia sensorial, Panamá ofrece exactamente eso: una taza que cuenta una historia.

El mercado del café especial está cambiando. Ya no basta con una bebida caliente. Hoy, los consumidores —y especialmente los coleccionistas y baristas de alto nivel— buscan rarezas, complejidad aromática y una conexión emocional con el producto. Y en ese ecosistema, el Geisha panameño se mueve como un perfume caro: con carácter, con mística, con identidad.