Un consorcio liderado por BlackRock, el gigante de la gestión de activos con sede en Nueva York, alcanzó un acuerdo preliminar para adquirir los puertos estratégicos del Canal de Panamá, operados por la hongkonesa CK Hutchison, en una transacción valorada en 22.800 millones de dólares.

Este movimiento no solo redefine el control de una de las arterias comerciales más vitales del planeta, sino que también marca un hito en las tensiones entre Estados Unidos y lo que Trump ha calificado como una creciente influencia china en la región.

Un canal bajo presión

El Canal de Panamá, esa maravilla de la ingeniería que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, ha sido durante más de un siglo un símbolo de poder económico y estratégico. Desde que Estados Unidos transfirió su control a Panamá en 1999 bajo los Tratados Torrijos-Carter, la vía ha operado como un activo soberano panameño. Sin embargo, la presencia de CK Hutchison, una empresa con sede en Hong Kong, en la gestión de los puertos de Balboa y Cristóbal —ubicados en los extremos del canal— había encendido las alarmas en Washington.

Trump, desde su regreso al poder, no ha escatimado en declaraciones públicas afirmando que China, a través de firmas como CK Hutchison, estaba ejerciendo un dominio indirecto sobre el canal, una narrativa que, aunque sin pruebas contundentes, encontró eco en sectores de su administración.

El acuerdo con BlackRock llega tras meses de presión estadounidense, incluyendo la visita del secretario de Estado Marco Rubio a Panamá en febrero, donde se abordó explícitamente la “seguridad” del canal. Panamá, por su parte, había iniciado una auditoría al contrato de CK Hutchison, cuya extensión hasta 2047 fue declarada “inconstitucional” por el fiscal general del país a principios de este año, abriendo la puerta a una renegociación o venta.

BlackRock entra en escena en el Canal de Panamá

BlackRock, con más de 11.6 billones de dólares en activos bajo gestión, no es un novato en el juego de las infraestructuras estratégicas. Su adquisición de Global Infrastructure Partners en 2023 ya había señalado su interés por activos clave como puertos, aeropuertos y redes energéticas.

Ahora, junto a Terminal Investment Limited, el consorcio liderado por BlackRock no solo se hará con el 90% de Panama Ports Company —la filial de CK Hutchison que opera Balboa y Cristóbal—, sino también con otros 40 puertos en 23 países, consolidando su huella en el comercio global.

El monto de la operación, que incluye 19.000 millones en efectivo para CK Hutchison, refleja la magnitud de lo que está en juego. Más allá de los números, este acuerdo lleva la firma de una victoria geopolítica para Trump, quien ha insistido en que el canal debe estar bajo influencia estadounidense para garantizar la seguridad económica de su país, principal usuario de la vía con más del 70% del tráfico marítimo relacionado.

¿Un movimiento comercial o político?

CK Hutchison ha insistido en que la venta es “puramente comercial” y no responde a presiones políticas. Sin embargo, el timing del anuncio —apenas un mes después de la visita de Rubio y en medio de las amenazas de Trump de “retomar” el canal— sugiere otra historia. Analistas internacionales coinciden en que la presión de Washington, combinada con la auditoría panameña, pudo haber acelerado una decisión que ya estaba sobre la mesa.

Las implicaciones para Panamá y el mundo

Para Panamá, la venta plantea preguntas sobre su soberanía y su papel en el tablero global. Aunque el canal seguirá bajo control estatal, la transferencia de los puertos a una firma estadounidense podría interpretarse como una cesión de influencia. El gobierno panameño aún no ha emitido una postura oficial, pero se espera que busque garantías de que los beneficios económicos del canal no se vean comprometidos.

Un nuevo capítulo geopolítico

A nivel mundial, este movimiento refuerza la narrativa de Trump de confrontación con China y de reafirmación del dominio estadounidense en el hemisferio. El Canal de Panamá, por donde transitan anualmente unas 12.000 naves conectando 1.920 puertos en 170 países, sigue siendo un punto clave del comercio global. Con BlackRock al mando de sus puertos clave, Estados Unidos gana un punto estratégico en su pulseada con Pekín.