Cada cuatro años se celebra uno de los eventos políticos más seguidos a nivel mundial: la elección para presidente de Estados Unidos. Este proceso, sin embargo, no es tan sencillo como podría parecer, ya que no se basa exclusivamente en el voto popular.

Los requisitos para ser candidato presidencial

El primer paso para llegar a ser presidente de Estados Unidos es cumplir con una serie de requisitos. Según la Constitución de los Estados Unidos, un candidato debe ser ciudadano nacido en el país, tener al menos 35 años de edad y haber residido en el país durante al menos 14 años. Estas condiciones aseguran que el aspirante esté familiarizado con la cultura, las leyes y las dinámicas del país que busca liderar.

Lo interesante es que, prácticamente, cualquier ciudadano adulto que cumpla estos requisitos puede postularse, sin importar si tiene antecedentes penales o ha sido condenado. Esta particularidad abre la puerta a una amplia gama de candidatos potenciales, lo que hace que el proceso electoral en EE.UU. sea más inclusivo que en muchas otras democracias.

Primarias y caucus: el primer filtro

Una vez que un candidato decide postularse, debe enfrentarse al primer gran reto: ganar el apoyo de su partido. Aquí es donde entran en juego las primarias y los caucus, que son elecciones internas en los partidos para seleccionar a su representante en la contienda presidencial.

Las primarias se realizan a través de votación secreta, donde los ciudadanos eligen a su candidato preferido dentro del partido. Los caucus, en cambio, son más complejos y consisten en reuniones partidistas en las que se vota de manera más pública y colaborativa. En ambos casos, los votos determinan cuántos delegados apoya cada candidato en las convenciones nacionales, que ocurren después de este proceso.

Diferencias entre primarias y caucus

Las primarias son similares a una elección general: el votante va a las urnas, emite su voto y los resultados se tabulan. Los caucus, por otro lado, se realizan en reuniones públicas donde los votantes discuten y luego votan de manera presencial y abierta. Esta diferencia introduce una dinámica interesante en el proceso, ya que algunos estados optan por uno u otro sistema o, en ciertos casos, una combinación de ambos.

Convenciones nacionales: la decisión final de los partidos

Después de las primarias y caucus, los partidos políticos celebran sus convenciones nacionales. Estos eventos son clave, ya que es donde los delegados estatales se reúnen para votar formalmente por el candidato a presidente de Estados Unidos de su partido y su vicepresidente.

Durante las convenciones, los delegados comprometidos deben votar por el candidato que ganó en su estado, al menos en la primera ronda. Si un candidato logra una mayoría de votos en esta primera fase, se asegura la nominación. Sin embargo, si nadie obtiene una mayoría clara, se entra en una convención negociada, en la cual los delegados pueden negociar sus votos hasta alcanzar un consenso.

El Colegio Electoral: la verdadera clave de la elección del presidente de Estados Unidos

El elemento más distintivo y, quizás, más confuso del sistema electoral estadounidense es el Colegio Electoral. Aunque los ciudadanos emiten su voto el día de las elecciones, el presidente de Estados Unidos no es elegido directamente por el voto popular, sino por los 538 electores del Colegio Electoral.

Cada estado tiene un número determinado de electores, basado en su población y representación en el Congreso. Por ejemplo, California, el estado más poblado, tiene 54 electores, mientras que estados más pequeños como Vermont cuentan con solo tres. Para ganar la presidencia, un candidato necesita asegurar la mayoría de estos votos electorales, es decir, al menos 270.

Voto popular vs. Colegio Electoral para ser presidente de Estados Unidos

Una de las mayores críticas al sistema es que un candidato puede ganar el voto popular y aun así perder la elección, como ocurrió en las elecciones de 2000 y 2016. Esto se debe a que, en la mayoría de los estados, el candidato que gane la mayoría de votos populares se lleva todos los votos electorales de ese estado, independientemente de la proporción exacta. Solo Maine y Nebraska utilizan un sistema de representación proporcional, lo que introduce una mayor flexibilidad en la distribución de los votos electorales.

Este mecanismo ha generado controversia a lo largo de los años, ya que puede llevar a resultados que no reflejan directamente la voluntad popular.

Elección general para presidente de Estados Unidos: el último paso

El primer martes de noviembre de cada año electoral es el día oficial de las elecciones. Millones de ciudadanos acuden a las urnas o envían sus votos por correo, una opción cada vez más utilizada. Los votos populares se cuentan esa misma noche, pero el verdadero desenlace de la elección depende de los resultados del Colegio Electoral, cuyos miembros emiten su voto formal en diciembre.

Este proceso culmina en enero, cuando el Congreso se reúne para contar oficialmente los votos del Colegio Electoral y confirmar al ganador de las elecciones.

¿Qué pasa si hay un empate en el Colegio Electoral?

En el raro caso de que ningún candidato obtenga los 270 votos necesarios, la decisión recae en la Cámara de Representantes. Los miembros de la Cámara votan, pero no de manera individual, sino que cada estado emite un único voto, lo que introduce otra capa de complejidad al proceso. Mientras tanto, el Senado decide quién será el vicepresidente en caso de empate en ese cargo.