El presidente Putin aprovechó las sanciones de Occidente para comprar las acciones de inversionistas extranjeros en empresas petroleras
La invasión de Rusia contra Ucrania y las sanciones de Occidente podrían terminar siendo un buen negocio para el Kremlin. Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto fortísimas sanciones contra Moscú; pero, en medio de este complejo escenario, el presidente Vladimir Putin ha maniobrado para adueñarse, por completo, de las empresas energéticas del país.
La prohibición de la importación de petróleo ruso por parte de Estados Unidos hizo que cayera el valor de las acciones de las empresas energéticas rusas. Además, la cancelación del gasoducto Nord Stream 2 y las dificultades para comprar petróleo ruso sacudieron los mercados.
Ante esto, los llamados “tiburones financieros” colocaron rápidamente en venta sus acciones en compañías rusas, por temor a perder todavía más dinero. Ellos controlaban el 30% de esas empresas. Con este total se quedaban con casi la mitad de los ingresos diarios generados por la industria petrolera de Rusia.
El negocio redondo de Putin
Por ejemplo, la británica BP controlaba el 20% de Rosneft, la compañía petrolera rusa más importante. BP fue de las primeras en anunciar, a finales de febrero, que vendería toda su participación en Rosneft. Esta participación estaba valorada en 14 mil millones de dólares. Mientras, Exxon Mobil también cerró sus operaciones en Rusia y dijo que no intervendría en el proyecto Sakhalin-1. Además, Shell salió de Rusia y abandonó la empresa conjunta que tenía con Gazprom. Esta empresa tenía una fuerte participación en el gasoducto Nord Stream 2.
Putin esperó un poco más y, tras otra caída en los precios, promulgó una ley que permitía la compra de acciones de las empresas afectadas por las sanciones económicas. A través de esta normativa, el Ministerio de Finanzas ruso pudo comprar las acciones a los inversionistas estadounidenses y europeos. Para hacer frente a estas adquisiciones, Moscú destinó más de 10.800 millones de dólares. La legislación también posibilita que Rusia pueda utilizar sus ingresos petroleros y gasíferos para resolver temas de la economía interna.
De esta forma, aseguraron los expertos, Moscú ganó más de 20 mil millones de dólares, en apenas 48 horas. Además, Putin garantizó que Rusia tuviera control total sobre una de sus industrias más prósperas.