«Un gigante dormido». Así describió el secretario general de la ONU, António Guterres, a la Antártida durante su reciente visita al helado continente, acompañado por el president chileno Gabriel Boric. Y advirtió que el cambio climático «lo está despertando», en referencia al acelerado derretimiento de sus glaciares.

Menos hielo en la Antártida, a un ritmo muy preocupante

Según los registros, en septiembre la superficie de hielo antártica fue 1,5 millones de km2 más pequeña que el promedio histórico para esa época del año. «Estamos presenciando una aceleración absolutamente devastadora», alertó Guterres. «La Antártida se está despertando y el mundo debe despertar», sentenció.

Esto resulta especialmente preocupante si consideramos que la Antártida alberga el 90% del hielo del planeta y el 75% de las reservas mundiales de agua dulce. Su colapso implicaría una subida catastrófica del nivel del mar, así como severos impactos en los patrones climáticos y en el abastecimiento de agua potable de millones de personas.

Pérdidas económicas millonarias por el deshielo

El rápido derretimiento de los hielos antárticos no sólo implica el aumento del nivel del mar y la desestabilización de los patrones climáticos globales. También está en juego un «gigante económico dormido» que mueve billones de dólares anuales gracias la pesca, el turismo y la investigación en la zona, como han advertido los expertos.

Además, el turismo antártico ha experimentado un boom en la última década, con un crecimiento de aproximadamente 40%. Se estima que en la temporada 2029-2030 llegarán a la Antártida cerca de 80.000 turistas, generando ingresos por sobre los US$500 millones.

Por otro lado, la investigación científica en la Antártida, focalizada en estudiar el cambio climático y los ecosistemas polares, también mueve más de US$100 millones al año. Gran parte de esa investigación peligra si se destruye el frágil ecosistema antártico.

El deshielo amenaza toda esta floreciente actividad económica en la zona, reconoció la Organización de las Tierras Antárticas (ALO). Los desprendimientos de icebergs ya han obligado a cambiar rutas de cruceros turísticos. Y los ciclos reproductivos de especies como el krill se han alterado por el aumento de temperatura y derretimiento de plataformas de hielo, su hábitat natural.

El tiempo se acaba. El cambio climático ya desató una aceleración peligrosa e irreversible del deshielo antártico según los científicos. La humanidad debe despertar urgentemente y emprender acciones decisivas de mitigación, o las consecuencias serán nefastas.

La Antártida es un gigante que estaba dormido y lo hemos despertado sin medir las repercusiones. Ya no hay vuelta atrás: o cambia drásticamente el modelo energético y de producción, o el planeta, tal como lo conocemos, está condenado.