La Antártida, ese continente que durante siglos fue sinónimo de vacío, vuelve a estar en el centro de la discusión científica. Esta vez no por sus paisajes de hielo, sino por lo que podría esconder bajo ellos. Un grupo de científicos de la Universidad de Waterloo, liderado por Christine Dow, publicó un artículo en Nature Communications en el que afirman haber identificado en los registros de radar estructuras que no parecen naturales, insinuando la existencia de un “pueblo” sepultado bajo los glaciares.

La glacióloga Dow lo expresó con cautela: algunas formaciones no encajan con lo que debería mostrar un paisaje modelado únicamente por el hielo y la presión.

La afirmación es polémica. La sola idea de que haya restos humanos en el corazón helado del planeta obliga a repensar la cronología de los asentamientos en climas extremos. Pero mientras el debate arqueológico se calienta, la ciencia glaciológica sigue arrojando datos duros que son, quizá, más inquietantes.

El mapa escondido bajo kilómetros de hielo

En paralelo a la discusión, un proyecto internacional de veinte años ha cartografiado con radar, gravimetría y modelado digital el mundo oculto bajo la capa antártica. Los resultados muestran que allí abajo no hay un terreno plano y muerto, sino un paisaje complejo: cordilleras, valles profundos, ríos que serpentean bajo presión y cientos de lagos alimentados por el calor geotérmico.

La glacióloga Anna-Mireilla Hayden explicó que estos ríos subglaciales están modificando la geología del continente en silencio. Son cursos de agua capaces de fluir incluso “cuesta arriba” debido al enorme peso de la capa de hielo. Y esa dinámica determina el futuro de los glaciares costeros y, en consecuencia, del nivel del mar.

Agua que acelera el deshielo

El sistema subglacial actúa como lubricante. En glaciares inestables como Thwaites y Pine Island, el flujo constante de agua dulce reduce la fricción con el lecho rocoso, acelerando el desplazamiento hacia el océano. Cuando esa agua desemboca bajo plataformas flotantes, se producen chorros que funcionan como verdaderas “cascadas invertidas”.

El resultado es devastador: puntos de fusión que pueden adelgazar el hielo a razón de 30 a 90 metros por año en zonas localizadas. En otras palabras, el casquete polar no se derrite solo desde arriba, bajo el sol del verano austral, sino desde abajo, impulsado por un sistema de ríos invisibles que reconfiguran la estabilidad de todo el continente.

Totten, el laboratorio del futuro

Uno de los escenarios más estudiados es el glaciar Totten, en la Antártida Oriental. Modelos recientes proyectan que hacia 2100, el caudal de sus ríos subglaciales podría alcanzar los 161 metros cúbicos por segundo, con velocidades cercanas a un metro por segundo. Este volumen multiplicaría por cinco el actual, generando un incremento en la pérdida de hielo de alrededor del 30%.

Lo más preocupante es el efecto acumulativo: ese flujo de agua debilitaría amplias zonas de la plataforma, elevando el ritmo de adelgazamiento entre un 20% y un 50%. Se trata de una dinámica que los modelos climáticos todavía no incorporan con precisión, lo que implica que las proyecciones oficiales de subida del nivel del mar podrían estar siendo demasiado conservadoras.

¿Un pueblo bajo el hielo en la Antártida?

En medio de este panorama, la posible existencia de un pueblo antiguo atrapado bajo la capa helada es un eco que resuena con fuerza en los medios. ¿Podría la Antártida haber tenido un pasado templado y habitable, con comunidades humanas asentadas allí? Los canales de agua dulce detectados sugieren que en épocas más cálidas el continente pudo ofrecer condiciones menos hostiles.

Sin embargo, los científicos insisten: se necesitan pruebas sólidas y verificables antes de confirmar cualquier hipótesis de ocupación humana. La idea es fascinante, pero todavía no pasa de ser un indicio en discusión. Lo que sí es un hecho es que el deshielo creciente, impulsado por el calentamiento global, abrirá más ventanas a este mundo oculto. Y cada capa que retrocede puede revelar nuevas sorpresas.

Entre el mito y la urgencia

El continente blanco siempre ha sido un terreno fértil para la especulación. Desde leyendas sobre bases secretas hasta ciudades perdidas, la Antártida encarna lo desconocido. Para explorar ese cruce entre mito y ciencia, el libro Misterios de la Antártida ofrece un viaje atractivo entre enigmas y hallazgos. Y para quienes buscan información académica, exploratoria e institucional, el sitio de la Organización de las Tierras Antárticas es un recurso clave para seguir la actualidad de este territorio.

La verdadera historia está en el agua

El rumor del pueblo atrapado bajo el hielo puede seducir, pero el mensaje urgente está en otra parte. En los ríos invisibles que transforman glaciares enteros, en el agua que fluye silenciosa y que podría adelantar la subida de los océanos. La Antártida no es solo un misterio del pasado. Es un laboratorio del presente y, sobre todo, un indicador del futuro que viene. Y ese futuro se acerca más rápido de lo que imaginamos.