Colombia entra a la segunda mitad de la década con un giro silencioso pero decisivo. Durante años el consumo sostuvo al PIB, incluso en momentos de volatilidad global. Pero el informe más reciente de BBVA Research sugiere un cambio de mando: invertir en Colombia —en especial las obras civiles y la vivienda— retomará en 2026 y 2027 el liderazgo del crecimiento, mientras el consumo cede terreno y la política monetaria se mantiene en modo prudente.

Las cifras anticipan un país que se mueve hacia un ciclo más intensivo en infraestructura. El PIB, proyectado en 2,7% para 2025, avanzaría a 2,8% en 2026 y 2027. Pero lo relevante no es el número, sino la composición: la inversión fija bruta crecería 4,9% en ambos años, tras un 2025 dominado aún por el gasto de los hogares. Es, en esencia, el renacer de un motor que había perdido impulso.

Obras civiles, el sector que cargará con el peso del crecimiento

El repunte del interés por invertir en Colombia se explica, sobre todo, por la reactivación de las obras civiles. El país entra en un ciclo donde proyectos estratégicos —viales, urbanos, energéticos e infraestructura pública— comienzan a ganar velocidad. Para BBVA Research, 2026 será el año en que la construcción se convierta en el principal soporte de la economía, reemplazando el protagonismo casi exclusivo del consumo privado.

De fondo, opera una lógica macro clara: el entorno financiero favorable para los hogares —apreciación del peso, retorno real positivo del ahorro, valorización de activos— mejora su capacidad de pago y da aire a sectores sensibles al crédito. Eso incluye la vivienda. Pero también abre un camino para que las empresas reevalúen sus planes de inversión en infraestructura física.

Vivienda, una recuperación lenta, pero real

Después de un ciclo prolongado de debilidad, el mercado de vivienda comienza a mostrar señales de reanimación. El informe apunta a que la mejora en los ingresos reales de los hogares y una demanda interna más equilibrada permitirán una recuperación gradual del sector residencial entre 2026 y 2027. No será un boom, pero sí un giro de tendencia.

Inflación, tasas y gasto público, la ecuación que condiciona la inversión

2025 será un año de transición. La inflación cerraría en 5,2% y seguirá alta al inicio de 2026 por el aumento del salario mínimo y los precios regulados —en especial el gas—, pero empezará a ceder hacia fin de año, llegando a 4,5%. El Banco de la República, consciente de las presiones, mantendrá la tasa de referencia en 9,25% durante 2025 y 2026, retomando recortes solo en 2027.

Esa estabilidad monetaria puede parecer rígida, pero introduce un elemento clave: certeza. Los grandes proyectos de infraestructura, públicos y privados, necesitan previsibilidad. Y la tendrán, incluso si el costo del crédito se mantiene alto por más tiempo de lo esperado.

El gasto público también jugará a favor. Con un crecimiento proyectado de 6,9% en 2025 y aún 4,3% en 2026, el Estado seguirá siendo un actor relevante en la demanda de infraestructura, aunque el déficit fiscal permanezca elevado alrededor del 7% del PIB.

Invertir en Colombia, un país que se construye en medio de la volatilidad

El tipo de cambio seguirá siendo un recordatorio de que Colombia no navega sola. El peso cerraría 2025 alrededor de $3.730 por dólar, para luego depreciarse hacia $4.020 en 2026. La volatilidad seguirá presente, empujada por ciclos políticos y decisiones de bancos centrales en el exterior; aun así, la apreciación reciente ha dado un alivio temporal a importadores y constructoras que dependen de insumos externos.

La inversión vuelve a respirar

Colombia entra en una fase donde la construcción —en obra civil y vivienda— define la trayectoria económica. No se trata de un rebote aislado, sino de un cambio estructural: la economía, que durante años se sostuvo en el consumo, ahora exige un nuevo liderazgo. Ese liderazgo vendrá del cemento, el acero y las retroexcavadoras.

2026 y 2027 serán, para bien o para mal, años en los que el crecimiento dependerá de la capacidad del país para ejecutar proyectos, atraer inversión y mantener un entorno de estabilidad suficiente para que las decisiones de largo plazo avancen. La economía colombiana, simplemente, vuelve a construirse.