La historia de los servicios fúnebres para Mahesh Yadav ha dado la vuelta al mundo. En Latinoamérica morir cuesta más que vivir
En tiempos de crisis económica y de Covid el costo de los servicios fúnebres llega a ser un problema sin solución. La noticia llega de la India, Yadav falleció a los 55 años, en un pueblo del estado de Bihar, en la India. Sus vecinos querían cremarlo; pero no tenían dinero para costear los elevados precios de ese servicio. Entonces empezaron a buscar entre las pertenencias del difunto y encontraron una libreta bancaria, con 1.600 dólares. De inmediato cargaron al muerto y lo llevaron hasta el banco, donde exigieron que se les entregara el dinero de la cuenta para la cremación.
El banco se negó inicialmente a cumplir la demanda de los vecinos; pero estos aseguraron que seguirían en la instalación, con el muerto, hasta recibir el dinero. La policía se presentó en el local y, después de una tensa espera, un gerente de la sucursal bancaria accedió a sacar dinero de la cuenta de Yadav.
Esta historia real ocurrió en la India; pero perfectamente pudo haber sucedido en Latinoamérica, una región del planeta que tiene precios altísimos para entierros y cremaciones. No parece exagerado afirmar que morir es más costoso en América Latina que vivir.
Latinoamérica dividida entre ¿entierro o cremación?
América Latina es una región donde la religión católica es muy fuerte. Por siglos, el Vaticano rechazó la cremación como práctica funeraria. Para la Iglesia, el cuerpo no debía ser quemado, porque luego sería imposible que se reencontrara con el alma, en el cielo. Pasajes de la Biblia expresan que la cremación era como un castigo de Dios.
Sin embargo, a partir de 1963, el Papa Paulo VI eliminó la prohibición de la cremación y aprobó esto como una posibilidad de tratar un cadáver. No obstante, la Iglesia continúa defendiendo que es mejor realizar un entierro.
En Latinoamérica, el fervor católico y la preferencia del entierro contrastan con la realidad económica y más en tiempos de coronavirus: la falta de espacio en los cementerios y sus enormes costos económicos han convertido a la cremación en la variante menos cara de despedida.
Un entierro precedido por un funeral tradicional es cada vez más costoso en Latinoamérica. Entre el costo creciente del ataúd, el pago de la ceremonia, los arreglos florales, la lápida y, especialmente, la parcela en el cementerio, los vivos terminan pagando un altísimo precio por la despedida del fallecido.
Cremación tiene un menor impacto medioambiental
Mientras, la cremación demanda solo los servicios de conmemoración y una sencilla urna. Incluso, una cremación en la que no se contrate ninguno de esos servicios complementarios será hasta cuatro veces más barata.
Además, la cremación también tiene un menor impacto medioambiental. Por ejemplo, en un funeral tradicional el cuerpo del fallecido recibe diferentes fluidos a base de formaldehído para embalsamarlo. Este es un químico altamente contaminante. Mientras, para realizar un ataúd es necesario talar varios árboles. Con la cremación se salvarían decenas de miles de árboles anualmente.
La cremación del cuerpo de un fallecido se produce en un horno que alcanza hasta los 980 grados Celsius. Este potente horno emite gases que llegan a la atmósfera en forma de vapor de agua, monóxido de carbono y dióxido de azufre. Su impacto en los gases de invernadero es muy pequeño.
Datos de la European Federation of Funeral Services muestran que en varios países de Latinoamérica hay una tendencia creciente en el uso de servicios fúnebres crematorios. En México, Colombia, Perú y Cuba los aumentos anuales superan el 2%.
¿Cuánto cuestan los servicios fúnebres en países como México y Estados Unidos?
Los costos funerarios en México varían de acuerdo al lugar de sepultura y el proveedor de los servicios. El primer trámite que se realiza es solicitar el acta de defunción al Registro Civil, con un costo aproximado de 76 pesos. Algunas funerarias se encargan de realizar este trámite.
En medio de la crisis del coronavirus, el servicio de cremación es cada vez más habitual, porque las familias conservan los restos del fallecido en la casa, sin exponerse a un posible contagio con el virus cuando asistan al panteón. En el primer semestre de 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía confirmó 93.833 cadáveres inhumados y 11.980 cremados o incinerados. Esto último representó un notable aumento del 76.8% con relación a igual período de 2019.
Las funerarias ofrecen diferentes planes de servicios de inhumación. El más barato incluye la recuperación y preparación del cuerpo, embalsamiento, ataúd (metálico o de madera) y traslado al panteón. Según datos de la Procuraduría Federal del Consumidor, en la Zona Metropolitana y Ciudad de México el precio promedio de este tipo de servicio es de 10.768 pesos mexicanos, con un máximo de 18.560 pesos y mínimo de 4.060 pesos.
Gasto promedio de los servicios fúnebres en otros estados de México
Monterrey es la ciudad más cara para estos servicios, con un costo promedio de 19.884 pesos; mientras que en otras partes del país, como Puebla, el gasto promedio es de 9.323 pesos.
Culiacán, 9.896 pesos
Villahermosa, 10.566 pesos
León, 14.294 pesos
Cancún, 14.920 pesos
Mexicali, 17.193 pesos
Tijuana, 18.726 pesos
Guadalajara, 17.261
A este precio hay que sumar el altísimo costo de los panteones, que oscilan entre 25.000 y 100.000 pesos mexicanos, según los metros cuadrados y lotes que abarcan. Además, hay cementerios que venden el espacio a perpetuidad, mientras otros solo por algunos años.
Las cremaciones son un poco más caras que los servicios funerarios; pero, a diferencia de los entierros tradicionales, las familias no tienen que pagar por un panteón en un cementerio.
El servicio de cremación lo realiza en México una funeraria. Estas, por lo general, contemplan un acto velatorio, inclusive online, y luego la cremación. Estas empresas también ofrecen la urna funeraria para almacenar las cenizas tras la cremación del cadáver, con un costo entre 1.200 y 1.500 pesos mexicanos.
Costo promedio de la incineración en México
Puebla, 12.159 pesos
Mexicali, 12.156 pesos
Cancún, 15.899 pesos
León, 16.200 pesos
Guadalajara, 16.829 pesos
Culiacán 16.907 pesos
Tijuana, 17.740 pesos
Monterrey, 21.588 pesos
Villahermosa 23.166 pesos
Peso mexicano igual a 0,050 de dólar estadounidense
Cremación en Estados Unidos
En Estados Unidos los costos de los funerales han continuado aumentado. Ante esto y también en tiempos de coronavirus cada vez más familias recurren a la cremación, en lugar de los entierros tradicionales. De acuerdo con las previsiones contenidas en el Informe de Cremación y Entierro de la NFDA, la tasa de cremación llegará al 70% en Estados Unidos para 2030.
La diferencia en el costo entre una cremación y un entierro en Estados Unidos puede llegar a ser muy grande, en dependencia del tipo de servicio que se solicite, la funeraria y el lugar donde esté situada. Una cremación directa puede costar en algunos estados solo 800 dólares, mientras esa misma cremación, con un funeral completo, roza los 10.000 dólares en otros estados.
En general, el costo promedio de un funeral oscila entre 7.000 y 12.000 dólares; aunque no es raro que el precio sobrepase esa cifra, a partir de la contratación de servicios adicionales a las funerarias.
Los gastos de un funeral tradicional pueden aumentar por ejemplo si: se realiza un servicio en la tumba, el tipo de ataúd comprado, si el cuerpo es embalsamado o lo mantienen en refrigeración, el transporte, las flores, etc.
Optar por la cremación directa
La opción menos costosa es recurrir a la llamada “cremación directa”. Esta es una variante en la que la familia solicita únicamente la cremación, sin funeral ni ceremonia conmemorativa. El cuerpo del fallecido se incinera de inmediato y la funeraria entrega las cenizas.
Este tipo de cremación cuesta, en Estados Unidos, entre 2.000 y 5.000 dólares, en dependencia de la funeraria y la ciudad donde esté enclavada. No pocos prefieren, actualmente, contratar los servicios de un crematorio, sin recurrir a una funeraria, porque así el proceso es todavía más económico.
En el caso de que se seleccione la cremación con un funeral, para que los seres queridos puedan reunirse y recordar al difunto, entonces el costo oscila entre 6.000 y 8.000 dólares. Este precio podría subir si se añaden elementos extras como una urna costosa o flores.
¿Es posible obtener una cremación gratuita? Sí, se dona el cuerpo a la ciencia, para que los investigadores lo utilicen. Una vez que el cuerpo sea cremado se devuelve a la familia. Algo similar se aplica a la donación de órganos.
Un neozelandés fabrica llamativos ataúdes con forma de dónut, velero o tableta de chocolate
Un atípico empresario de Auckland, Nueva Zelanda, fabrica coloridos féretros personalizados con forma de camión de bomberos, tableta de chocolate o de bloques de Lego, para los servicios fúnebres. Esto en su intento por aligerar la pesadumbre de la despedida de un ser querido, reporta Associated Press. A Ross Hall se le ocurrió la idea hace unos 15 años, cuando preparaba su testamento y ello le hizo reflexionar sobre su propia muerte. Entonces decidió que le gustaría ser enterrado en un ataúd rojo decorado con llamas para, de esa forma, contrarrestar el ambiente fúnebre del sepelio. Seis meses después, propuso su revolucionaria idea a distintas funerarias, que, en un primer momento, acogieron su idea con frialdad. Sin embargo, la idea acabó materializándose con el paso del tiempo.
«Es una celebración de la vida más que un luto por la muerte», resalta el empresario, cuyas creaciones oscilan entre los 2.100 y los 5.400 dólares. Uno de los últimos ataúdes que hizo Hall fue para su primo Phil McLean, que falleció el pasado febrero por un cáncer de intestino. Como le encantaban los dónuts, se le ocurrió la idea de hacerse un féretro en forma del dónut de crema. De esa forma, logró lo que quería: que su funeral estuviera marcado por risas que aliviaron el ánimo de los dolientes.
«Eclipsó la tristeza y los momentos difíciles de las últimas semanas. El último recuerdo en mente de todos fue ese dónut y el sentido del humor de Phil», explicó su viuda Debra. A diferencia de otros féretros biodegradables, el ataúd-dónut contenía poliestireno y espuma moldeable, por lo que el primo de Hall fue cremado en un ataúd liso.
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