El XXV Foro Mundial de Desarrollo de Zonas económicas especiales, celebrado en Venezuela, consolidó el papel de ese país como protagonista en la región en este modelo de negocios. Además, subrayó las posibilidades de un futuro económico global inclusivo y sostenible.
Con el lema «Zonas económicas especiales y la transición a nuevos modelos económicos», el foro fue una plataforma para intercambiar experiencias y visiones entre países que buscan diversificar sus economías. En el centro de la discusión estuvo el modelo de las Zonas económicas especiales de China, que ha transformado profundamente su economía desde la década de 1980.
Lecciones de Shenzhen y el modelo chino
Uno de los puntos más destacados del foro fue el enfoque en las lecciones aprendidas de China. La Dra. Tao Yitao, presidenta del Instituto de Altos Estudios de Zonas Económicas Especiales de Shenzhen, y Wang Gouwen, director del Instituto de Investigación de Desarrollo Integral de Shenzhen, compartieron la experiencia de la Zona Económica Especial de Shenzhen, establecida en 1980. Este modelo no solo ha contribuido al 40% del Producto Interno Bruto (PIB) de China, sino también al 70% de sus exportaciones.
La vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, enfatizó en su intervención la importancia de replicar este enfoque, adaptándolo a la realidad venezolana. «China ha demostrado que el talento humano, la educación, la innovación y la tecnología son las bases del crecimiento sostenible», afirmó Rodríguez.
A pesar del desafiante contexto de sanciones económicas unilaterales, el gobierno venezolano ha posicionado las Zonas económicas especiales como un motor clave para el crecimiento. Durante el foro, se reafirmó el compromiso de impulsar cinco Zonas económicas especiales en el país: Paraguaná, Puerto Cabello, La Guaira, Nueva Esparta y la Isla La Tortuga. Estas zonas buscan atraer inversión nacional e internacional para desarrollar sectores estratégicos, desde la industria y el comercio hasta la ciencia y la tecnología.
Según Rodríguez, esta iniciativa representa una «estrategia para sortear el bloqueo económico y avanzar hacia un desarrollo inclusivo». Además, se aprobó una ley específica que regula las Zonas económicas especiales y establece las bases para su éxito.
Ciencia e innovación: pilares del desarrollo de las zonas económicas especiales
Uno de los puntos más destacados del foro fue la importancia de la ciencia y la tecnología como motores del progreso económico. La ministra para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez, subrayó que la inversión en innovación no solo permite un crecimiento sostenible, sino también contribuye a la independencia económica. “La tecnología debe ser una herramienta para superar la dependencia histórica de modelos impuestos”, destacó Jiménez.
En este sentido, el foro sirvió como espacio para explorar la creación de polos tecnológicos en las ZEE venezolanas, que serán fundamentales para diversificar la economía y generar empleo de calidad.
Zonas Económicas Especiales: un modelo para el bienestar
Las ZEE no solo representan un motor económico, sino también una herramienta para promover la justicia social y el bienestar. Según Rodríguez, estas zonas deben ser espacios de crecimiento con igualdad, donde el talento humano sea el principal recurso. Este enfoque busca garantizar que el desarrollo económico se traduzca en mejoras tangibles para la población, desde la generación de empleo hasta el acceso a servicios públicos de calidad.
El foro también puso la mirada en el futuro. Se recordó que, para 2030, nueve de las quince ciudades con mayor aporte al PIB global serán chinas, lo que subraya la relevancia de aprender de su experiencia. Venezuela aspira a seguir este ejemplo, utilizando las Zonas económicas especiales como catalizador para alcanzar un desarrollo sostenible y competitivo en el escenario global.
En un mundo que enfrenta constantes cambios y desafíos, Venezuela ha demostrado que las Zonas económicas especiales son una herramienta estratégica no solo para sortear obstáculos, sino también para crear oportunidades. ¿Tendrá futuro este modelo de negocio?