Durante décadas, Ghana fue sinónimo de abundancia mineral pero también de desigualdad estructural. A pesar de ser el mayor productor de oro de África y el sexto a nivel global, el impacto de este recurso en la vida cotidiana de sus ciudadanos fue mínimo. El oro en Ghana, más que sinónimo de prosperidad, se convirtió en una paradoja: riquezas explotadas por extranjeros mientras el país se mantenía en los márgenes del desarrollo económico sostenible.

Hoy, Ghana ha decidido dar un paso audaz. El Gobierno de Acra ha iniciado un proceso de transformación que busca apropiarse plenamente de la cadena de valor del oro, cortando la dependencia de compañías multinacionales que, durante años, monopolizaron los beneficios.

Nace el Ghana Gold Board, un giro radical en la política minera

En enero de este año, el ministro de Finanzas, Cassiel Ato Forson, anunció la creación del Ghana Gold Board (GGB), también llamado GoldBod, una entidad estatal encargada de regular la extracción, compra, refinación y exportación del oro artesanal y de pequeña escala. Esta reforma incluye una medida histórica: a partir del 1 de mayo, las licencias anteriores quedan sin efecto y las compañías extranjeras deberán retirarse del mercado local o renegociar sus contratos con el Estado.

El mensaje es claro: el oro en Ghana será gestionado por ghaneses y en función del interés nacional. A partir de ahora, solo el GGB tendrá el monopolio de las actividades clave en el sector artesanal, y los ingresos deberán reflejarse en la mejora del bienestar colectivo.

De la fuga de capitales al control estatal del oro en Ghana

La decisión no se dio en el vacío. Ghana observó de cerca los casos de Burkina Faso y Malí, países que también optaron por nacionalizar el control de sus recursos. Además, los números acompañaron la medida: en 2024, las exportaciones de oro aumentaron un 53,2%, alcanzando los 11.640 millones de dólares, de los cuales casi la mitad provino de la minería artesanal legal. Sin embargo, el contrabando sigue drenando aproximadamente 2.300 millones de dólares anuales, según el Wilson Center.

Con el control centralizado en el GGB, el gobierno espera frenar ese drenaje y canalizar las ganancias hacia proyectos estratégicos, como infraestructura, salud y educación.

Desafíos pendientes sobre el oro en Ghana

Pese al entusiasmo del gobierno, quedan múltiples interrogantes. La antigua Compañía de Comercialización de Minerales Preciosos (PMMC), que hasta ahora emitía licencias y comercializaba oro, ha perdido su papel central sin que se conozca el destino de sus funciones. Asimismo, el GGB aún no ha presentado un plan detallado sobre cómo operará en el terreno ni cómo garantizará la transparencia del nuevo sistema.

Por otra parte, la exclusión de comerciantes extranjeros del mercado directo genera tensiones diplomáticas y temores sobre represalias comerciales o desinversión. No obstante, el gobierno ha ofrecido la posibilidad de que estas empresas adquieran oro directamente al GGB, bajo condiciones reguladas.

La apuesta por una economía sólida y soberana

Ghana no solo quiere más ingresos, sino también estabilidad. El control del oro en Ghana es parte de una estrategia macroeconómica que busca fortalecer la moneda nacional, reducir la inflación y depender menos de los préstamos externos. Es un giro estructural, que apunta a sustituir décadas de extractivismo por un modelo de soberanía sobre los recursos.

El éxito del GGB dependerá de su capacidad para combinar eficiencia operativa con integridad institucional. Si lo logra, Ghana podría marcar el camino para otros países africanos ricos en recursos naturales, pero atrapados en ciclos de dependencia externa.

La reforma minera en Ghana es una declaración de principios y de intenciones. El oro, símbolo de riqueza y poder, deja de estar en manos foráneas para convertirse en herramienta de desarrollo nacional. En un continente históricamente saqueado por intereses ajenos, este movimiento representa algo más que una política económica: es un acto de justicia histórica. El oro en Ghana puede, por fin, brillar para todos.