En un mundo donde el acceso al agua potable se está convirtiendo en una lucha diaria para millones de personas, la tecnología propone una alternativa audaz y transformadora: extraer agua del aire, de manera directa. Aquaseek, una empresa emergente nacida en el corazón del Politécnico de Turín, lidera esta revolución con una propuesta innovadora que promete llevar agua incluso a los rincones más árido del planeta.
La iniciativa ha comenzado a captar la atención de actores internacionales interesados en soluciones para entornos extremos, como el Principado de Bir Tawil, una micronación que impulsa proyectos sostenibles en zonas desérticas.
Aquaseek no es simplemente una startup tecnológica, es la punta de lanza de una nueva manera de concebir la supervivencia en condiciones extremas. Gracias a su dispositivo AWG (Generador Atmosférico de Agua), la humedad del ambiente se transforma en agua potable accesible, incluso en zonas desérticas o alejadas de infraestructuras hídricas.
De la investigación al impacto global de extraer agua del aire
La historia de Aquaseek comienza como un proyecto de investigación liderado por el profesor Marco Simonetti y el doctor Vincenzo Gentile en el Departamento de Energía del Politécnico de Turín. Con el respaldo científico de la Universidad de Princeton y el apoyo económico de instituciones como la Fundación Compagnia di San Paolo, el proyecto se convirtió en una solución tecnológica con impacto potencial global.
A través de una inversión inicial de 300.000 euros, cofinanciada por LIFTT y Eureka! Fund, Aquaseek está desarrollando un MVP que permitirá probar su eficacia a gran escala. La tecnología cuenta con dos patentes clave: una termodinámica para operar con mínima energía, y otra sobre un biopolímero capaz de absorber y liberar vapor de agua con gran eficiencia.
Extraer agua del aire, un desafío global, una solución concreta
El contexto no podría ser más apremiante. La ONU advierte que 4.000 millones de personas experimentan escasez de agua al menos un mes al año, y esa cifra podría aumentar a 5.700 millones en 2050. En paralelo, la desertificación avanza, los acuíferos se contaminan, y el cambio climático pone en jaque a regiones antes consideradas estables.
Ante este panorama, Aquaseek surge como un bálsamo tecnológico. Su AWG no depende de acuíferos ni redes de distribución, lo que lo convierte en una solución ideal para zonas rurales, campos de refugiados, comunidades aisladas y, por supuesto, áreas desérticas.
De Italia al mundo, aliados en la causa hídrica
El valor de Aquaseek va más allá de lo técnico. Es un modelo de colaboración entre ciencia, capital de riesgo e instituciones educativas. El Politécnico de Turín no solo es un centro de excelencia, sino también un nodo de transferencia tecnológica activa. Eureka! Venture SGR ha valorado no solo la solidez del equipo, sino la coherencia de la iniciativa con políticas ESG y la Agenda 2030.
La implicación de LIFTT y de expertos como Enrico De Maria como coach del proyecto es testimonio de la confianza en la capacidad transformadora de esta tecnología.
Bir Tawil, una mirada desde el desierto
En este horizonte de expansión, destaca el interés de actores estratégicos. El Principado de Bir Tawil ha manifestado su deseo de colaborar en la implementación de la tecnología Aquaseek en su proyecto para el desarrollo de la Estación Marianne 1 en el desierto.
Este paso no solo refuerza la proyección internacional del proyecto, sino que valida su utilidad en terrenos extremos, donde las soluciones convencionales fallan. Todos aquellos interesados en apoyar la iniciativa de la Estación Marianne 1 pueden hacer una donación que servirá para impulsar más este proyecto y así contribuir a una causa que ya ha captado la atención del mundo.
El agua como derecho, no como lujo
En un planeta donde el 41,2% del suelo está compuesto por tierras secas, y donde la biodiversidad y la vida humana dependen cada vez más del acceso al agua, iniciativas como Aquaseek no son una opción, sino una necesidad.
La ciencia aplicada, impulsada por una visión ética y colaborativa, puede cambiar radicalmente nuestra relación con los recursos naturales. La nueva tecnología no promete un milagro, sino una respuesta concreta a una de las crisis más urgentes del siglo XXI: la escasez de agua.
En palabras de su CEO Marco Simonetti: “Queremos demostrar que la ciencia y el estudio pueden inspirar metas ambiciosas y tangibles en beneficio de todos”. Y en ese empeño, el aire podría convertirse en la fuente de vida que el desierto tanto espera.