El Impuesto a la riqueza que varios gobiernos han aplicado y otros quieren aplicar podría provocar una fuga de capitales sin precedentes + VIDEO
La región más golpeada por la pandemia del coronavirus ha sido Latinoamérica, y varios gobiernos han repuesto la crisis con un impuesto a la riqueza. La crisis económica es abismal, lo que representó una fuerte caída del PIB de 9,1% en la región a finales del 2020.
Se estima que más de 45 millones de latinoamericanos han entrado en situación de pobreza. Por lo cual, gran parte de los países optaron por una opción bastante polémica que pone coloca en situación de riesgo la reactivación económica: imponer un impuesto a la riqueza.
Este impuesto no debe confundirse con el impuesto a la renta que debe pagar cada persona. En este último se cobra de acuerdo a los ingresos anuales que genere el ciudadano en cuestión; mientras, el primero se aplica sobre la riqueza acumulada. Según, es arbitrario y crea tratamiento desigual de los ciudadanos ante el Gobierno. Sin embargo, esto genera fuga de capitales y empresas hacia otros países.
Según con un informe de la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social, una organización formada por instituciones y organizaciones sociales. En el conocido informe se dice que si los 20 países de la región hubiesen implementado estas medidas. La recaudación hubiese podido alcanzar la cifra de USD 26.000 millones al año.
Un punto interesante, es que en medio de la pandemia, los más ricos de Latinoamérica aumentaron su fortuna en USD 48.200 millones. Lo que representa un incremento de la distribución desigual de la riqueza en la región. Donde el 1% de los más ricos recibe el 21% del total de los ingresos de la economía.
Esta red de organizaciones afirma que, lo recaudado con el impuesto a la riqueza, permitiría distribuir la vacuna contra la COVID-19 gratis en el continente. También a combatir el hambre y la pobreza.
Impuesto a las grandes fortunas
El impuesto a la riqueza ha sido una estrategia seguida por pocos países de Europa y Latinoamérica con el objetivo de recaudar más fondos para invertir en programas públicos. En 2020, Bolivia se unió al grupo de naciones que obligará a las mayores fortunas a entregar una cuota adicional anual; mientras, Argentina añadió un pago único que realizarán las personas con patrimonio superior a 2.5 millones de dólares. Este dinero será utilizado para paliar la fuerte crisis económica y sanitaria que ha dejado la pandemia de la Covid-19. Las medidas cuentan con seguidores y muchos detractores que temen por la fuga de capitales.
En la actualidad, cuatro países latinoamericanos aplican un impuesto a la riqueza. Ellos son Argentina, Colombia, Uruguay y Guyana. Las cargas tributarias de estas estrategias fiscales varían de país en país, aunque sí coinciden en que afectan tanto a personas naturales como jurídicas.
En el caso de Argentina se añadió un nuevo tributo, la “Ley de Aporte Solidario y Extraordinario”, con el que el gobierno de Alberto Fernández espera recaudar poco más de cinco millones de dólares adicionales. Bolivia aplicará, en 2021, un impuesto que afectará a las 152 personas más adineradas del país, con fortunas superiores a 4.3 millones de dólares. Otros países latinoamericanos están discutiendo la posibilidad de implementar un impuesto a la riqueza, como Perú y Chile; aunque todavía no hay un calendario fijado para su discusión por la parte legislativa.
Ante las nuevas cargas tributarias, los expertos consideran que las grandes fortunas continuarán buscando alternativas legales que les permitan reducir dichos pagos. Entre las estrategias más habituales está la apertura de cuentas bancarias offshore, a las que trasladan la mayor parte del dinero. Además, los más ricos también recurren a estructuras como las Fundaciones de Panamá que están exentas del pago de impuestos sobre la renta, patrimonio, inmueble y de transferencia.