Cuba apuesta a la medicina y la farmacología para generar divisa y esto ha representado un cambio sustancial en la economía.

Anteriormente la venta de azúcar, níquel y turismo constituían los pilares económicos de la isla caribeña, ahora Cuba apuesta a la medicina y farmacología. Las 32 empresas biofarmacéuticas cubanas están agrupadas en un gran holding, llamado BioCubaFarma.

En BioCubaFarma trabajan, en total, más de 20 mil personas. Este holding produce y distribuye 800 medicamentos al sistema de salud nacional. Actualmente cuenta con 182 patentes y exporta más de 300 productos a casi 50 naciones. Durante más tres décadas los científicos cubanos han desarrollado fármacos que, a día de hoy, son únicos en el mundo.

Uno de los medicamentos cubanos más célebres es el Heberprot-P, creado en el CIGB. Este fármaco reduce notablemente los riesgos de amputación de pies en los diabéticos. Las inyecciones sobre los tejidos dañados de los pacientes contribuyen a sanar las lesiones. Su efectividad es tan alta que ya cuenta con registro sanitario en más de 20 naciones.

Hay países que dudan de la efectividad de la medicina cubana

Mientras, el anticuerpo monoclonal Itolizumab también ha demostrado ser muy útil. Antes del coronavirus se empleaba para tratar la psoriasis y la artritis reumatoide. Durante la pandemia su uso posibilita que disminuya el riesgo de los enfermos ante la tormenta de citoquinas. La colaboración médica cubana ha estado en el centro de la polémica en los últimos años. Cuba defiende su estrategia, mediante el cual ofrece ayuda médica a varios países muy pobres.

Envía sus profesionales de la salud a los lugares más inhóspitos y los gobiernos pagan por esos servicios. También hay países que dudan de la efectividad de la medicina cubana. Afirman que el país finge ofrecer excelentes servicios médicos para obtener ingresos de países terceros. Algo que no podemos comprobar.

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