Cuba experimentó el pasado viernes 18 uno de los peores apagones de su historia reciente. La salida imprevista de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas, provocó una desconexión completa del Sistema Electroenergético Nacional (SEN). El país entero quedó sumido en la oscuridad y la vida cotidiana de millones de cubanos se vio gravemente afectada. Aunque los problemas con la electricidad en Cuba han sido comunes en los últimos años, esta interrupción fue total.
La estrategia de “islas de generación”
Para tratar de paliar los efectos del apagón, las autoridades cubanas implementaron un plan de emergencia: la creación de «islas de generación». Estas pequeñas redes eléctricas independientes, capaces de operar en aislamiento, estaban destinadas a suministrar energía a zonas críticas como hospitales y algunos barrios en La Habana. Sin embargo, el esfuerzo fue insuficiente y muchos de estos microsistemas colapsaron poco después de ponerse en marcha.
A pesar de los intentos por restablecer el servicio, la realidad es que el país estuvo a oscuras durante gran parte del viernes 18, sábado 19 y domingo 20.
El sistema de electricidad en Cuba en crisis profunda
El apagón no es un hecho aislado, sino el resultado de años de deterioro en la infraestructura eléctrica del país. Cuba depende de siete centrales termoeléctricas, muchas de ellas construidas durante la época soviética, que llevan más de cuatro décadas en funcionamiento sin las inversiones necesarias para su mantenimiento. Las frecuentes averías, junto con la escasez de combustible, han dejado al sistema de electricidad en Cuba en un estado crítico.
El déficit de combustible, agravado por la falta de divisas para su importación, ha sido uno de los factores clave detrás de la crisis. Cuba produce solo una fracción del petróleo que consume y depende en gran medida de las importaciones de países como Venezuela, Rusia y México. Sin embargo, en los últimos años, la llegada de crudo ha disminuido drásticamente, lo que ha hecho aún más difícil mantener en funcionamiento las plantas generadoras.
Protestas y descontento social por la falta de electricidad en Cuba
El impacto de esta crisis energética no se limita a la falta de electricidad. La situación ha desatado un profundo malestar entre los cubanos, quienes ya enfrentan una crisis económica prolongada. El apagón total dejó sin electricidad a todo el país y provocó la interrupción de los servicios de internet y telefonía.
El descontento social se hizo evidente durante la noche del sábado, cuando se registraron protestas y cacerolazos en varias zonas de La Habana, especialmente en barrios periféricos que llevaban más de 40 horas sin luz. La desesperación de los ciudadanos ante la falta de información oficial y la incertidumbre sobre el restablecimiento del servicio eléctrico ha sido palpable.
La sombra del huracán Oscar
Como si el apagón no fuera suficiente, los cubanos miran ahora con preocupación la llegada inminente del huracán Oscar, que tocó tierra en Guantánamo. Este fenómeno meteorológico, que ya ha alcanzado la categoría 1, podría agravar aún más la situación en un país que sigue sin electricidad. Los meteorólogos advierten sobre vientos de hasta 110 kilómetros por hora en el este del país, donde el impacto del apagón ha sido igualmente devastador.
La combinación de la crisis energética y la amenaza de un huracán ha puesto a Cuba en una situación de vulnerabilidad extrema. El gobierno cubano ha declarado el estado de emergencia energética y tuvo que reconocer la gravedad del problema.
Un futuro incierto para la electricidad en Cuba
El gobierno también ha señalado que una de las claves para salir de esta crisis será aumentar la producción local de petróleo y reducir la dependencia de los combustibles fósiles, apostando por energías renovables. Sin embargo, estos planes parecen estar lejos de materializarse, y mientras tanto, los cubanos seguirán enfrentando apagones frecuentes que afectan no solo su vida diaria, sino también la ya frágil economía del país.