La boda entre Mako y Komuro enciende la polémica sobre la familia imperial japonesa, aunque muchos la ven como un cuento de hadas

La boda entre Mako y Komuro, ósea entre la princesa de Japón y su prometido, ha vuelto a encender la polémica alrededor de la familia imperial japonesa. Este matrimonio debió efectuarse cuatro años atrás, pero entonces surgieron rencillas financieras en la familia de Komuro que postergaron el compromiso. Ahora, finalmente, se dieron el sí, por lo que la princesa automáticamente salió de la familia imperial, ya que su prometido no pertenece al linaje, según la Ley de la Casa Imperial.

Mako, de 30 años, es la hija mayor del príncipe heredero Fumihito y hermana del príncipe Hisahito, de 15 años, quien actualmente es el segundo en la línea sucesoria. En 2018, Mako y Kei Komuro anunciaron su compromiso; sin embargo, la boda no pudo realizarse porque surgieron disputas financieras en la familia de Komuro. Después vino la pandemia de la Covid-18 y la boda siguió postergándose.

Komuro fue a estudiar un postgrado en derecho, en Estados Unidos, donde buscará el permiso para ejercer la abogacía. Recientemente regresó a Japón y se hizo público que, finalmente, ocurriría la boda. Esta ceremonia fue por lo civil y no siguió los ritos habituales en las bodas de la familia imperial.

Por boda entre Mako y Komuro, la princesa pierde su título y dotación

Tras su regreso, Komuro se reunió con los padres de Mako, Fumihito y Kiko, para presentar su respeto y actualizarlos sobre el estado actual de la rencilla familiar por un tema financiero.

De acuerdo con la Ley de la Casa Imperial, las mujeres de la familia imperial que contraigan matrimonio con un hombre que no es del linaje, quedan excluidas de dicha familia. Mako sabía esto y, como protesta, renunció a la dotación de 150 millones de yenes (unos 1.1 millones de euros) que reciben las mujeres de la familia imperial cuando se casan y salen de la institución.

Después del matrimonio, la pareja abandonará Japón y espera establecerse en Nueva York, donde aspiran a alejarse de los paparazis nipones. Su historia tiene muchos puntos en común con la del Príncipe Harris y Meghan Markle. La famosa pareja, que abandonó la familia real británica, no ha podido evitar el continuo escrutinio mediático. Algo similar muy probablemente ocurra con Mako y Kei.