En un mundo cada vez más urbanizado y con niveles crecientes de contaminación atmosférica, surge una solución sorprendente e ingeniosa: los llamados «árboles líquidos». Estos dispositivos, también conocidos como fotobiorreactores urbanos, constituyen una alternativa sostenible y eficiente para purificar el aire en entornos urbanos donde el espacio es limitado y la contaminación es elevada, dificultando la plantación de árboles convencionales.
¿Cómo funcionan estos árboles líquidos?
Los «árboles líquidos» son, en esencia, grandes depósitos transparentes llenos de agua y algas verdes unicelulares de agua dulce. Una bomba inyecta continuamente aire del entorno, rico en dióxido de carbono (CO2), y hace circular el agua para que las microalgas, a través del proceso de fotosíntesis, absorban ese CO2 y liberen oxígeno, emulando la función de los árboles.
Según expertos, estos sistemas son entre 10 y 50 veces más eficientes que un árbol convencional en términos de purificación del aire. De hecho, cada unidad de «árbol líquido» equivale aproximadamente a 20 árboles forestales jóvenes en su capacidad de limpiar el aire de contaminantes.
Origen y diseño innovador
El concepto original, denominado «Liquid 3», fue desarrollado por el Instituto de Investigación Multidisciplinar de la Universidad de Belgrado, en Serbia. Está diseñado como una solución sostenible alternativa para áreas urbanas con limitaciones de espacio y altos niveles de contaminación, donde la plantación de árboles resulta inviable.
Estos fotobiorreactores urbanos no solo purifican el aire, sino que también presentan otras características interesantes. Algunos modelos incluyen paneles solares, iluminación nocturna, puertos USB para cargar dispositivos y asientos integrados, convirtiéndolos en elementos funcionales y atractivos en el paisaje urbano.
Beneficios múltiples de los árboles líquidos
Además de sus impresionantes capacidades de purificación del aire, los «árboles líquidos» ofrecen beneficios ambientales, económicos y sociales. Al utilizar un enfoque alternativo de ecologización sostenible, optimizan el uso del espacio público y fomentan una mayor conciencia sobre la protección del medio ambiente.
Si bien estos sistemas son prometedores, también enfrentan desafíos y cuestionamientos. Algunos expertos advierten que, si bien son efectivos, los beneficios sistémicos que aportan los árboles en cualquier entorno, y especialmente en las ciudades, son mayores que la simple producción de oxígeno y la remediación parcial del aire.
Además, el diseño de algunos «árboles líquidos» incorpora materiales cuya producción no es sostenible, como el vidrio plano, el acero y los paneles solares. Por otro lado, la necesidad de remover y renovar continuamente la biomasa de microalgas antigua o muerta plantea desafíos de mantenimiento y gestión de residuos.
Hacia un futuro más verde
A pesar de estas consideraciones, los «árboles líquidos» representan una interesante innovación y un paso adelante en la búsqueda de soluciones sostenibles para mejorar la calidad del aire en las ciudades. Con un adecuado mantenimiento y una integración armoniosa en el entorno urbano, estos fotobiorreactores podrían convertirse en aliados clave para combatir la contaminación y crear ciudades más verdes.