El 2025 confirmó que la riqueza global sigue concentrándose en un grupo cada vez más reducido de personas. Según datos recopilados por Forbes, los diez multimillonarios que más aumentaron su patrimonio en el año sumaron USD 730.000 millones, una cifra que por sí sola permite dimensionar la magnitud del ciclo económico reciente.
En ese contexto dominado por ejecutivos tecnológicos de Estados Unidos, América Latina logró colocar dos nombres en el ranking: Carlos Slim Helú y Germán Larrea Mota Velasco. No es un detalle menor. Ambos representan un tipo de riqueza distinta a la que hoy lidera el mundo: menos digital, más estructural, profundamente conectada con sectores estratégicos como telecomunicaciones, energía y minería.
Un año excepcional para las grandes fortunas
El telón de fondo fue favorable. El índice S&P 500 creció 17 %, mientras que otros mercados desarrollados —Alemania, Japón y Canadá— incluso superaron ese rendimiento. En conjunto, los más de 3.100 multimillonarios del planeta elevaron su patrimonio hasta USD 18,7 billones, con un incremento anual de USD 3,6 billones.
Dentro de ese universo, diez personas captaron una fracción desproporcionada del crecimiento. La mayoría pertenece al sector tecnológico, impulsado por el boom de la inteligencia artificial, la revalorización bursátil y decisiones corporativas de alto impacto.
El contraste global es evidente. El ranking del crecimiento de los multimillonarios fue liderado por Elon Musk, quien sumó USD 333.200 millones en un solo año y cerró con un patrimonio de USD 754.400 millones, impulsado por la revalorización de SpaceX, Tesla y xAI.
Le siguieron Larry Page y Sergey Brin, beneficiados por el liderazgo de Alphabet en inteligencia artificial, y Jensen Huang, cuyo patrimonio creció gracias a la explosión de la demanda global de chips.
A diferencia de Estados Unidos, donde la creación de riqueza reciente está dominada por plataformas digitales, chips e inteligencia artificial, los millonarios latinoamericanos siguen anclados a sectores tradicionales. Eso explica por qué son menos, pero también por qué su peso económico es estructural.
Carlos Slim Helú, telecomunicaciones y energía como motor de riqueza
El empresario mexicano Carlos Slim Helú cerró 2025 con un patrimonio estimado en USD 101.600 millones, tras sumar USD 24.300 millones en solo un año. El principal motor fue América Móvil, el mayor operador de telecomunicaciones móviles de América Latina.
Durante los primeros nueve meses del año, la compañía incorporó más de tres millones de nuevos clientes y aumentó sus ingresos un 10,5 %. A eso se sumaron acuerdos energéticos clave de Grupo Carso, incluido un contrato de USD 2.000 millones con Pemex.
Germán Larrea, cobre, minería y precios internacionales
En el séptimo lugar del ranking aparece Germán Larrea Mota Velasco, presidente de Grupo México, con un patrimonio de USD 51.400 millones y un aumento anual cercano a USD 25.600 millones.
El alza del precio del cobre fue determinante. A ello se sumó el repunte bursátil del conglomerado y un crecimiento de 50 % en las ganancias netas durante el tercer trimestre del año. La minería volvió a demostrar que, en América Latina, los ciclos de commodities siguen siendo una vía rápida de acumulación de riqueza, aunque con impactos sociales y ambientales que rara vez se reflejan en los rankings.
Una fotografía incómoda para los millonarios latinoamericanos
El balance de 2025 deja una imagen nítida. Las grandes fortunas crecieron más rápido que las economías que las rodean. En América Latina, los millonarios que figuran en la lista lo hicieron gracias a sectores estratégicos, pero eso no se tradujo automáticamente en un desarrollo más amplio.
La pregunta ya no es quiénes se enriquecieron, sino qué tan sostenible es un modelo donde la riqueza crece en la cima mientras la región sigue atrapada en ciclos de dependencia y concentración.
