Las relaciones entre Estados Unidos y Panamá atraviesan un momento de alta tensión. La reciente visita del secretario de Estado, Marco Rubio, al país centroamericano pareció apaciguar las preocupaciones sobre la creciente influencia de China en el Canal de Panamá. Pero la calma duró poco. El presidente Donald Trump reavivó la controversia con declaraciones incendiarias.

«Vamos a recuperar el Canal de Panamá o algo muy poderoso va a suceder», advirtió Trump en un mensaje que resonó en Washington y Ciudad de Panamá. Estas palabras avivaron el temor de una posible intervención estadounidense y provocaron una ola de reacciones en la región.

La influencia de China en el Canal de Panamá

Uno de los puntos de mayor fricción entre ambos países es el creciente control de empresas chinas en zonas clave del Canal. Dos importantes puertos, Balboa y Cristóbal, están bajo la gestión de la compañía hongkonesa Panama Ports, lo que ha generado preocupación en la administración de Trump. Según Washington, esta situación constituye una violación del Tratado de Neutralidad, lo que podría justificar medidas correctivas.

Rubio fue enfático al afirmar que Estados Unidos «no permitirá que el Partido Comunista Chino continúe con su control creciente sobre el Canal». En respuesta, el presidente panameño, José Raúl Mulino, intentó calmar las aguas asegurando que no había amenazas inminentes de uso de la fuerza por parte de EE.UU.

Decisión de Panamá: romper con la Ruta de la Seda

En un gesto claro de alineación con Washington, Panamá anunció que no renovará el memorándum de entendimiento con China en el marco de la Ruta de la Seda. Este acuerdo, firmado en 2017, buscaba fortalecer la cooperación económica y comercial con Beijing, pero su cancelación responde a las presiones de EE.UU. y al deseo de evitar una escalada en la crisis diplomática.

Mulino ha insistido en que la decisión también responde a la necesidad de atraer más inversión estadounidense al país. «Si EE.UU. hubiera mantenido su apoyo económico, no habría sido necesario buscar financiamiento en China», declaró el mandatario.

Presión sobre los puertos, el siguiente paso sobre el Canal de Panamá

Aunque Panamá ha accedido a romper su acuerdo con China, el siguiente punto de discusión es el destino de los puertos controlados por empresas chinas. Washington presiona para que sean transferidos a empresas aliadas, mientras que Panamá ha iniciado una auditoría para evaluar la viabilidad de esta medida.

«No podemos tomar decisiones precipitadas», señaló Mulino, quien busca ganar tiempo antes de comprometerse a una acción definitiva. Sin embargo, la presión de EE.UU. es cada vez más evidente, y podría derivar en sanciones económicas o restricciones comerciales si Panamá no cede a sus demandas.

El factor migratorio, un terreno de cooperación

Mientras que el Canal de Panamá es un punto de discordia, el tema migratorio se ha convertido en un área de colaboración entre ambos gobiernos. Durante su visita, Rubio y Mulino acordaron reforzar las deportaciones de migrantes irregulares que atraviesan el Tapón del Darién con destino a EE.UU.

Panamá ha accedido a mejorar las instalaciones en el aeropuerto de Metetí, permitiendo la salida rápida de migrantes hacia países de origen como Colombia, Ecuador y Venezuela. Esta estrategia ha reducido en un 94% el tránsito de migrantes a través de Darién en el último mes, lo que ha sido celebrado por la administración de Biden y el equipo de Rubio.

Protestas y reacciones en Panamá

A pesar de los intentos del gobierno panameño por manejar la situación diplomática con cautela, la población ha reaccionado con indignación ante las amenazas de Trump. Grupos de ciudadanos salieron a las calles con consignas como «Panamá se respeta» y «El Canal no se vende», mientras que en redes sociales se intensificó el debate sobre la soberanía nacional.

El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, también intervino en el conflicto, llamando a la unidad y a la defensa de la soberanía del país. «La soberanía no se regala ni se negocia, se defiende con determinación y amor por nuestra patria», enfatizó.

El incierto futuro del Canal de Panamá

El desenlace de esta crisis sigue siendo incierto. Mientras Trump mantiene su postura agresiva, anunciada incluso antes de llegar a la Casa Blanca, el gobierno panameño busca equilibrar sus intereses con EE.UU. sin comprometer su autonomía. La auditoría sobre los puertos y el avance en la cooperación migratoria serán determinantes en las próximas semanas.

Panamá se encuentra en una encrucijada histórica, entre su relación con Estados Unidos y la influencia económica de China. La decisión que tome definirá no solo el futuro del Canal, sino también su posición en la geopolítica global.