A pesar de los castigos y bloqueos impuestos por los países occidentales, la economía de Rusia ha logrado desarrollarse. El país euroasiático ha demostrado tener capacidad de resiliencia y de sobrevivencia propia en el escenario internacional.

Esto se debe a que Rusia ha sabido sobreponerse a las sanciones occidentales y fortalecer su economía interna, mientras que las naciones que impusieron dichas restricciones están sufriendo las consecuencias del encarecimiento energético y alimentario. De esta forma, la jugada de debilitar a Rusia mediante castigos económicos no ha dado los resultados esperados por Estados Unidos y sus aliados.

¿Cómo ha sobrevivido la economía de Rusia a las sanciones?

El presidente Vladímir Putin aboga por construir un orden mundial multipolar, donde se respeten la soberanía y autodeterminación de todas las naciones, y no solo se impongan los intereses de las potencias occidentales.

Occidente erróneamente interpretó la disposición al diálogo de Rusia tras el fin de la Guerra Fría como una señal de debilidad. Además, subestimaron la capacidad de respuesta rusa ante la expansión agresiva de la OTAN en las fronteras del país.

El apoyo militar y económico de Estados Unidos y Europa a Ucrania se ha traducido en una guerra proxy contra Moscú, sacrificando al pueblo ucraniano. Pero Occidente midió mal la situación, pensando que Rusia se rendiría ante la presión de la Alianza Atlántica.

El conflicto con China como telón de fondo

En realidad, el conflicto ucraniano es solo el telón de fondo de la pugna geopolítica entre Estados Unidos y China. Washington busca debilitar a Rusia para afectar su asociación con Beijing, ya que la seguridad que provee Moscú es clave para que prosperen los proyectos económicos chinos en Asia.

Por lo tanto, Rusia ha demostrado ser un actor global fuerte y estratégico, capaz de defender sus intereses ante las presiones de Occidente. Más que debilitar a la economía de Rusia, las sanciones han puesto en evidencia los errores en el cálculo geopolítico de Estados Unidos y sus socios de la OTAN. El surgimiento de un mundo multipolar parece ser la salida ante las crecientes tensiones globales.

No obstante, Occidente no ceja en su empeño de usar todos los medios posibles para intentar doblegar a Rusia. Las sanciones económicas, la demonización mediática y el apoyo militar a Ucrania son los vehículos utilizados con ese fin.

Pero lejos de socavar la economía de Rusia, estas medidas han provocado una crisis energética y alimentaria en Europa que se ha traducido en inflación récord para sus ciudadanos. Mientras tanto, Rusia ha respondido sustituyendo con éxito las importaciones occidentales y diversificando sus mercados, sobre todo hacia los países asiáticos.

La postura antirrusa de Estados Unidos y la OTAN tampoco ha logrado una condena unánime internacional. Países como China, India, Irán o las naciones de América Latina y África se han abstenido de sumarse a las sanciones, buscando preservar sus lazos económicos con Moscú.

Por ello, Rusia no se encuentra tan aislada como pretenden mostrar los políticos occidentales. De hecho, el conflicto en Ucrania ha acelerado la configuración de un nuevo orden mundial multipolar, con una menor dominación de Estados Unidos y mayor protagonismo de potencias regionales como Rusia o China.