En un giro inesperado que sacudió los mercados financieros globales y produjo la caída de las bolsas, las principales bolsas de valores mundiales experimentaron desplomes significativos este lunes 5. El desplome, que afectó desde Asia hasta América, ha encendido las alarmas sobre una posible recesión en Estados Unidos, la mayor economía del mundo. ¿Qué provocó la caída de las bolsas?

El catalizador de esta tormenta financiera fue la publicación del informe de empleo estadounidense el pasado viernes. Contrario a las expectativas, los datos revelaron una desaceleración significativa en el mercado laboral, con una creación de apenas 114.000 nuevos puestos de trabajo en julio, muy por debajo de los 175.000 previstos. Más alarmante aún fue el aumento de la tasa de desempleo al 4,3%, su nivel más alto en casi tres años.

La noticia provocó una reacción en cadena que se extendió rápidamente por los mercados globales y provocó la caída de las bolsas. En Japón, el índice Nikkei sufrió una caída histórica del 12,4%, su peor desempeño desde el «lunes negro» de 1987. Europa no quedó exenta, con el Euro Stoxx 50 retrocediendo un 1,4% y el Ibex 35 español cayendo un 2,3%. En Wall Street, el panorama no fue mejor: el Nasdaq tecnológico se desplomó un 3,4%, mientras que el Dow Jones y el S&P 500 perdieron 2,6% y 3% respectivamente.

Temores de recesión y política monetaria

La preocupación central que impulsa la caída de las bolsas es el temor a una inminente recesión en Estados Unidos. Los inversores, que hasta hace poco confiaban en la capacidad de la economía estadounidense para resistir las altas tasas de interés, ahora cuestionan si la Reserva Federal (Fed) ha sido demasiado lenta en ajustar su política monetaria.

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, había sugerido mantener las tasas de interés hasta septiembre. Sin embargo, los últimos datos económicos han puesto en duda esta estrategia. Ahora, el mercado especula sobre la posibilidad de que la Fed se vea obligada a realizar recortes más agresivos y tempranos en las tasas para prevenir una recesión.

Las empresas tecnológicas, especialmente aquellas vinculadas a la inteligencia artificial, han sido particularmente golpeadas por esta ola de ventas. Tras meses de valoraciones en constante ascenso, impulsadas por el entusiasmo en torno a la IA, ahora enfrentan un ajuste significativo. Este giro refleja una creciente impaciencia de los inversores respecto a los plazos de monetización de las inversiones en tecnologías emergentes.

Un factor adicional que contribuyó a la volatilidad fue la rápida apreciación del yen japonés. Esta subida afectó negativamente a los inversores que utilizaban la estrategia de ‘carry trade’, endeudándose en yenes para invertir en activos de mayor rendimiento en Europa y Estados Unidos. La necesidad de cubrir estas posiciones amplificó las ventas en los mercados globales.

¿Es prematuro hablar de recesión luego de la caída de las bolsas?

A pesar del pánico generalizado por la caída de las bolsas, algunos analistas advierten que es prematuro concluir que una recesión es inminente. Señalan que la economía estadounidense creció a una tasa anual del 2,8% en el último trimestre, un desempeño robusto en comparación con otras economías desarrolladas. Además, argumentan que se necesitan más datos para determinar si la debilidad en el mercado laboral es una tendencia sostenida o una anomalía temporal.

La turbulencia no se limitó a las acciones y a la caída de las bolsas. El mercado de bonos experimentó una fuerte demanda, con los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años cayendo a mínimos no vistos desde mayo de 2023. Las criptomonedas tampoco escaparon a la venta masiva. El Bitcoin perdió más del 10% de su valor en un solo día.

La caída de las bolsas mundiales sirve como un recordatorio de la interconexión de los mercados financieros globales y la sensibilidad de los inversores a los indicadores económicos clave. Mientras que los temores de recesión en Estados Unidos han sido el catalizador inmediato, factores como la política monetaria, las valoraciones del sector tecnológico y las dinámicas de divisas han jugado roles importantes en amplificar la volatilidad.