En medio de la revolución financiera global impulsada por las criptomonedas, Panamá se encuentra en una encrucijada única. El país, conocido por su centro financiero internacional, enfrenta el desafío de equilibrar la innovación con la regulación en el emergente mundo de los activos digitales. Las criptomonedas en Panamá tienen fuertes implicaciones para el futuro del país en la economía digital. Quedará por ver si logran aprovecharlas al máximo.
El vacío legal de las criptomonedas en Panamá
En Panamá, las criptomonedas habitan un espacio legal ambiguo. Aunque podrían considerarse «bienes muebles» según una interpretación amplia del Código Civil panameño, la falta de regulaciones específicas deja muchos aspectos de su uso en una zona gris. Esta situación presenta tanto oportunidades como desafíos para los inversores y empresarios en el espacio cripto. Una de las tendencias más interesantes es el mayor uso de los servicios blockchain que incluyen la creación de ofertas iniciales de monedas (ICOs), DAOs, white papers, tokens y criptomonedas.
La Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) de Panamá ha adoptado una posición cautelosa. Reconoce el papel transaccional de las criptomonedas en la economía, pero no las considera bajo los marcos de supervisión financiera tradicionales. Esta postura refleja la complejidad de regular un activo que desafía las categorías financieras convencionales.
El marco constitucional y su impacto en las criptomonedas en Panamá
Un aspecto interesante del panorama legal panameño es el principio constitucional de legalidad. Este principio permite a individuos y entidades legales realizar actividades que no estén específicamente prohibidas por la ley. En el contexto de las criptomonedas, esto podría interpretarse como una luz verde tácita para su uso y comercio, en ausencia de prohibiciones explícitas.
Sin embargo, esta libertad por defecto plantea desafíos significativos para los reguladores. La Superintendencia de Bancos de Panamá (SBP), por ejemplo, ha adoptado un enfoque cauteloso, pero poco definido hacia las criptomonedas. Advierte al público sobre los riesgos asociados con las monedas digitales debido a su estado no regulado, pero reconoce que las actividades relacionadas con ellas no caen bajo su competencia regulatoria directa.
La lucha contra el lavado de dinero en la era cripto
Panamá cuenta con un marco legal robusto para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, principalmente a través de la Ley 23 de 2015. Sin embargo, la aplicación de estas regulaciones al mundo de las criptomonedas en Panamá presenta nuevos desafíos. Las entidades financieras reguladas deben mantener procesos estrictos de debida diligencia para prevenir el mal uso de sus plataformas para transacciones de criptomonedas, navegando en un terreno donde la tecnología a menudo supera a la regulación.
El futuro de las criptomonedas en Panamá
El fallido Proyecto de Ley No. 697 de 2021, que habría establecido definiciones y marcos para gestionar activos virtuales, demuestra el interés del país en abordar este tema. Aunque fue declarado inconstitucional, su propuesta señala una creciente conciencia de la necesidad de regular este espacio.
La Ley 5 de 2007 de Panamá, que simplifica el proceso de apertura y operación de empresas, podría ser un factor clave en el desarrollo del ecosistema cripto en el país. Esta ley, combinada con la ausencia de regulaciones específicas para criptomonedas, podría hacer de Panamá un destino atractivo para startups y empresas del sector.
En ausencia de regulaciones específicas, el principio de libertad contractual de Panamá juega un papel crucial en el mundo de las criptomonedas. Los contratos para la preventa de tokens, por ejemplo, están sujetos a los principios generales del derecho contractual panameño, proporcionando un marco legal básico para estas transacciones innovadoras.
El panorama de las criptomonedas en Panamá es un reflejo de la naturaleza disruptiva de esta tecnología. Mientras el país navega entre la innovación y la necesidad de regulación, se encuentra en una posición única para definir su papel en la economía digital global. La forma en que Panamá aborde los desafíos y oportunidades presentados por las criptomonedas podría ser un modelo para otros países en la región y más allá.