Panamá mejoró su posición en el Índice de Libertad Económica, al ubicarse en el puesto 56 de un total de 184 naciones evaluadas. Este ascenso, aunque modesto, refleja una evolución positiva en algunos sectores clave del país. El informe, elaborado por The Heritage Foundation y respaldado por el análisis del Centro Nacional de Competitividad (CNC), señala que Panamá obtuvo un puntaje de 65,5, por encima de los promedios globales y regionales.
Este desempeño sitúa a la nación como la quinta más libre económicamente en América Latina, solo por detrás de Chile, Uruguay, Costa Rica y Perú. Sin embargo, los expertos advierten que aún existen retos importantes para alcanzar una verdadera libertad económica, especialmente en aspectos como la transparencia institucional y la eficiencia judicial.
En este contexto, muchas empresas y emprendedores han comenzado a buscar alternativas más eficaces para proteger sus activos y expandir operaciones. Una opción destacada son las sociedades anónimas de Panamá, que permiten una mayor flexibilidad operativa y protección patrimonial en un entorno legal reconocido internacionalmente.
Panorama regional y global: ¿dónde se ubica Panamá en la libertad económica?
Dentro del continente, Panamá supera a economías de gran tamaño como México, Colombia y Brasil, y se ubica justo detrás de Perú. A nivel global, el top 10 es dominado por economías altamente desarrolladas como Singapur, Suiza e Irlanda.
En comparación con estos líderes, Panamá aún enfrenta una serie de desafíos estructurales. El informe señala que su sistema judicial continúa siendo vulnerable a la interferencia política, y la eficiencia judicial obtuvo una de las peores calificaciones del país.
El camino hacia una verdadera libertad económica
Panamá destaca por su eficiencia regulatoria, donde logró altos puntajes en libertad empresarial (73,4) y monetaria (76,4). Además, en los indicadores del tamaño del gobierno, el país mostró una gestión fiscal sólida, con una carga tributaria competitiva y un gasto público bien administrado.
Esta combinación ha convertido a Panamá en un centro atractivo para los negocios internacionales, con sectores estratégicos como el transporte marítimo, la banca y los servicios logísticos ganando terreno cada año.
Debilidades que aún persisten
No obstante, el país debe enfrentar con urgencia problemas en su estado de derecho. La baja puntuación en integridad gubernamental (49,4) y eficiencia judicial (37,0) son alarmas que requieren atención inmediata. La falta de flexibilidad laboral y el elevado costo no salarial de contratar empleados también afectan la competitividad y el crecimiento de las empresas locales.
En el aspecto financiero, Panamá obtuvo apenas 60 puntos en libertad financiera, un indicativo de que aún queda camino por recorrer para garantizar un entorno donde los ciudadanos y empresas puedan operar con seguridad y autonomía.
Claves para el futuro de la libertad económica en Panamá
El CNC ha señalado que, para sostener el crecimiento económico, Panamá debe implementar reformas orientadas a digitalizar trámites, mejorar la transparencia y fortalecer las instituciones judiciales. También es crucial flexibilizar el mercado laboral para atraer inversión extranjera y generar empleo formal.
A su vez, se deben crear condiciones más favorables para la inversión privada y el ahorro, pilares indispensables para alcanzar una auténtica libertad económica a nivel individual y empresarial.
Panamá avanza, pero su libertad económica sigue siendo «moderada». El país se encuentra en una encrucijada: mantener su rol como hub internacional de negocios o estancarse debido a fallas estructurales que limitan su desarrollo. La oportunidad está sobre la mesa, y el impulso hacia una verdadera libertad financiera dependerá de la voluntad política y la capacidad institucional para hacer reformas duraderas y efectivas.