La huelga en Detroit de trabajadores automotrices, iniciada a mediados de septiembre, es la movilización sindical más grande del sector en Estados Unidos en los últimos 50 años. El paro involucra a los llamados Tres Grandes de la industria: General Motors, Ford y Stellantis.

¿Qué llevó a la huelga en Detroit?

Esta huelga, que ya lleva un mes, pone en peligro el futuro de la golpeada industria automotriz estadounidense, según advierten las propias automotrices. En particular, Ford señala que la movilización beneficia a competidores extranjeros como Toyota, Honda y fabricantes chinos.

El conflicto se inició con paros en plantas puntuales de GM, Ford y Stellantis, afectando inicialmente a 14.000 trabajadores. Pero el sindicato United Auto Workers (UAW) fue ampliando progresivamente la medida de fuerza a más plantas y trabajadores. En la actualidad hay casi 34.000 empleados movilizados, una cifra no vista en el sector desde los años 70.

Los reclamos apuntan a recuperar poder adquisitivo perdido por la inflación, eliminar la doble escala salarial entre nuevos y antiguos trabajadores, y garantizar que la transición a la fabricación de vehículos eléctricos no afecte el empleo.

Concesiones insuficientes de las automotrices para detener huelga en Detroit

Si bien las automotrices han hecho concesiones, no lograron destrabar el conflicto. Mientras Ford mostró mayor voluntad de acordar, GM y Stellantis hicieron ofertas salariales menores, por lo que sobre ellos recae ahora la presión sindical.

La gota que rebalsó el vaso fue Ford. Pese a su actitud dialoguista, el sindicato sorprendió con un paro en su planta más importante y rentable, en Kentucky, que fabrica sus camionetas insignia.

Expertos señalan que esto es una advertencia para que GM y Stellantis mejoren sus propuestas, ya que de lo contrario la UAW puede ir aún más lejos en su plan de lucha, con consecuencias impredecibles.

El presidente de Ford, Bill Ford, advierte que esta huelga pone a la industria automotriz estadounidense en una encrucijada, ante el avance de Toyota, los fabricantes chinos y la irrupción de Tesla en el mercado local.

Ford señala que la movilización puede tener graves consecuencias económicas y pone en riesgo la competitividad y supervivencia de las históricas automotrices de Detroit.

Consecuencias de una extensa huelga

De prolongarse el conflicto, las pérdidas serán millonarias. Pero sobre todo está en juego el futuro de la otrora todopoderosa industria automotriz de Estados Unidos, que ve peligrar inversiones y empleos en caso de no modernizarse y recuperar competitividad.

La resolución de esta huelga, la mayor en 50 años, determinará el destino de las automotrices en Detroit y el empleo industrial en Estados Unidos. El sector observa expectante el desenlace de una lucha sindical que puede hacer historia.