La crisis económica por el coronavirus ha llevado a las aerolíneas a buscar soluciones desesperadas. Una de esas ideas ha sido realizar vuelos a ninguna parte.

Las aerolíneas han sido una de las más golpeadas por la pandemia del coronavirus. Decenas de miles de vuelos han quedado cancelados en los más de seis meses de “cuarentena casi global”, por lo que las pérdidas económicas en ese sector son multimillonarias. Con el turismo todavía en pausa y muchas restricciones en los viajes, las aerolíneas han buscado vías alternativas para generar algunos ingresos. Una de esas vías es ofrecer vuelos a ninguna parte, hasta que no reabran los aeropuertos.

Esta modalidad consiste en realizar un recorrido aéreo para presenciar, desde lo alto, paisajes singulares; mientras la persona, a bordo del avión, disfruta de comidas y bebidas. Esta aeronave no realiza ninguna parada y despega y aterriza en el mismo aeropuerto, como medida de seguridad.

Qantas apuesta a los vuelos a ninguna parte

La aerolínea australiana Qantas es una de las que más ha apostado por estos “vuelos a ninguna parte”. Una de las ofertas más llamativas es sobrevolar la Antártida. “Conviértete en uno de los pocos en presenciar la desoladora belleza de este indómito paisaje polar.

A bordo de nuestro avión alquilado de forma privada, experimentará una vista inigualable de la Antártida con hasta cuatro horas sobre el continente blanco”, asegura la empresa en un mensaje publicitario.

El precio de este vuelo es altísimo, ya que un boleto en clase económica supera los 700 euros; mientras que, en clase ejecutiva, se acerca a los 5000 euros. Qantas también ofrece a los viajeros la opción de ver, en un vuelo de siete horas, la Gran Barrera de Coral, el Monolito de Uluru y la isla Outback. Con estas acciones, las aerolíneas esperan recaudar dinero y detener así los meses de estancamiento económico.

Otras aerolíneas ofrecen vuelos sin rumbo

Qantas no es la única aerolínea que ha ofrecido «viajes a ninguna parte», ya que, por ejemplo, la empresa japonesa ANA rentó un avión de dos plantas que estuvo en el aire durante 90 minutos. En ese tiempo, los pasajeros disfrutaron de un cóctel.

Mientras, en Taiwán, la aerolínea StarLux hizo varios vuelos para que los viajeros vieran, desde el cielo, las Islas Pratas. Además, la aerolínea Royal Brunei promociona cenas a bordo de un avión que pasa por encima de la Isla de Borneo durante una hora.

Ecologistas contestan lel nuevo modelo de negocio de la aviación

No obstante, estas acciones de las aerolíneas no han sido bien recibidas en todas partes. Para Pedro Muñoz, quien lidera una campaña de Ecologistas en acción, resultaba paradójico que se sobrevolara la Antártica cuando “se sabe que hay una relación directa entre la contaminación que emiten los aviones y el calentamiento global que provoca que los polos se estén derritiendo. Resulta sumamente doloroso ver que se ofrezcan este tipo de viajes”, aseguró.

Las críticas por estos vuelos de seguro continuarán. De acuerdo con datos manejados por los ecologistas, la aviación comercial provoca el 8% de las emisiones de dióxido de carbono en el planeta, por tanto, cada «viaje a ninguna parte» deja una huella ecológica negativa.