Enero ha sido un mes fatídico para el periodismo porque se ha incrementado el asesinato de periodistas en Mexico
El asesinato de periodistas en Mexico parece ser una plaga: 3 han sido asesinatos en tres semanas. Uno en Veracruz, José Luis Gamboa, director y propietario de un medio digital, y dos en Tijuana, el fotoperiodista Margarito Esquivel y la reportera Lourdes Maldonado.
En los últimos 15 años, los sexenios de Calderón, Peña Nieto y lo que va del de López Obrador han sido asesinados 146 periodistas. Esto además de 17 que han sido víctimas de desaparición, de acuerdo con reportes de la asociación civil Propuesta Cívica.
En 2021, un total de 45 periodistas fueron asesinados en relación con su trabajo, reveló hoy una investigación del IPI. Diez eran mexicanos.
El fenómeno es nacional. Salvo Baja California Sur y Nayarit, en el resto de los estados hay al menos un caso, pero son los estados del centro del país. Mismos junto con los fronterizos, que son los que concentran la violencia contra los periodistas.
De acuerdo con Propuesta Cívica se puede establecer que en 42 casos el motivo del asesinato tiene que ver con la defensa de derechos humanos. En otros 68 por la libertad de expresión.
No se trata de crímenes orquestados desde el Estado, como fue por ejemplo el caso de Manuel Buendía. Tampoco de una política sistemática para silenciar periodistas.
También es cierto que la mayoría de estos casos han quedado impunes. Además, éstos se dan en territorios donde existe un control territorial del crimen organizado en la mayoría de los casos con complicidad con autoridades locales.
La mayoría de los gobiernos en México, pasados y actuales, consideran que la libertad de expresión es una graciosa concesión del Estado a sus ciudadanos. Frases como “somos tolerantes” solamente son reflejos de un Estado que no termina de asimilar que las libertades las tutela, no las otorga el gobierno.
Además, no quieren entender la cabal relación entre libertad de expresión y democracia. Mientras no se investigue y se castigue los asesinatos de periodistas, perdemos todo. No solo de los más destacados y famosos, sino de todos y cada uno de ellos, en cada rincón del país.
Cada vez que se mata a un periodista, a un activista, a un inconforme, cada que una voz crítica desaparece, perdemos un pedazo de democracia.