Los Planes de El Salvador se van a pique con la marea baja del Bitcoin y aumentan la presiones para que Bukele revierta la Ley Bitcoin
Un año después de que El Salvador declarara el Bitcoin moneda de curso legal, la marea baja del Bitcoin arrastra la economía del país. Y con él varios de los ambiciosos planes del presidente Nayib Bukele.
La promesa del mandatario de la región de construir un paraíso para inversionistas en Bitcoin, ha quedado abruptamente postergada. Pero lo grave es que las consecuencias implican más que la renuncia a un proyecto.
En las últimas semanas, los bonos soberanos de El Salvador han caído en más de 30 %, su deuda ha sido degrada por varias calificadoras. Algunos medios, como Bloomberg, estiman que el país centroamericano ha perdido al menos 56 millones de dólares invertidos en Bitcoin.
Esta última cifra podría parecer mínima, pero para la economía salvadoreña constituyen una alarmante señal de cara al futuro de ese criptoactivo.
Al principio el entusiasmo por el Bitcoin se vio impulsado por el comportamiento relativamente alcista de la criptomoneda. Pero recientes datos de la economía salvadoreña ponen en duda que se hayan logrado algunos de los objetivos que impulsaron la promulgación de la normativa.
Los únicos reportes de compra y venta que se conocen son los tuits del mandatario salvadoreño. Por lo que medios estiman que El Salvador contaría con poco más de 2.300 bitcoines acumulados. La inversión más reciente fue a principios del mes de mayo, cuando Bukele anunció la adquisición de 500 unidades a una tasa promedio de 30.744 dólares. Hoy, la criptomoneda cotiza alrededor de 20.000 dólares.
La esperanza del Gobierno es que terminen las horas bajas de la criptomoneda y se multiplique su cotización en dólares. Pero hasta que esa hora llegue, organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) insisten en recomendar a Bukele que revierta la Ley Bitcoin.
Casi al mismo tiempo que el Banco Mundial se niega a dar asistencia técnica al país para implementar esa normativa. Esto a pesar de que la petición de ayuda la hizo el propio Ministerio de Hacienda.
El panorama internacional tampoco ayuda a insuflar optimismo y Bukele lo sabe. Por eso, lejos de la narrativa que suele usar en redes sociales, el mandatario salvadoreño ahora intenta transmitir sosiego. «Mi consejo: dejen de ver la gráfica y disfruten la vida», escribió.