Una pareja se besa sin mascarilla y le aplican una multa de 400 euros. Esto ha pasado en Italia, donde el Gobierno y sus fuerzas del orden ha ganado el galardón de las medidas más estúpidas.
Los periódicos italianos han titulado: pareja se besa sin mascarilla y le aplican una multa. Otra historia de ordinaria folía. Las medidas tomadas por los gobiernos durante el coronavirus, hasta la fecha, han desencadenado un maratón para quien dicta la ley o norma más estúpida. Lo que es cierto es que ni los virólogos saben que hacer. Me recuerdo cuando decían que el Sida se contraía con los besos. Resultó ser una patraña. Cuentos, como muchas de las medidas que tenemos que aguantar por ley y decretos por causa del coronavirus.
Medidas de restricción de la socialización y una pareja se besa sin mascarilla y le aplican una multa
Bueno, en Italia como es probable en otros países, las personas que no conviven deben estar a un metro de distancia el uno del otro. Pero ¿cómo besarse a esta distancia? El legislador italiano evidentemente no se ha puesto esta pregunta, ni las fuerzas del orden que aplicaron la multa a una pareja de un italiano y una polaca. La pareja lleva 2 años juntos, pero en los documentos tienen direcciones diferentes.
El hecho ha ocurrido el 9 de octubre pasado, la pareja estaba paseando en la céntrica calle de Milán, Corso Sempione. Acababan de salir de casa para ir a un restaurante, no hay nadie en la calle o por lo menos así parece y la pareja se intercambia un beso. De las sombras salen las fuerzas del orden que comienzan a interrogar a la pareja de 40 años. Cuatro policías separan a los ‟criminales” y le hacen un parte por haber violado las normas de seguridad. Lo curioso es que si los dos viven juntos ¡no hay delito!
Autoridades estimulan «delaciones» por parte de los ciudadanos
Los periódicos europeos son llenos de estas historias de personas multadas por abrazarse, besarse o fumar un cigarro. Leer estos cuentos nos hace sonreír, pero ¿nadie se da cuenta de lo que está sucediendo? Nos están privando de las libertades básicas por una lucha a una enfermedad que no conocen, no saben como actúa, ni como se combate.
Se ha demostrado que estas restricciones no sirven, que la mascarilla probablemente no sirve a nada, y que los daños a la economía son más graves que los daños a la salud.
También las autoridades han promovido la delación de los infractores, por parte de los ciudadanos. Ósea no nos dejan socializar e impulsan a los delatores. Por colmo, han creado aplicaciones como «inmune» para controlarnos.
Si los ciudadanos no exhortan a los gobiernos a no abusar de las medidas especiales, en breve será imposible controlar los abusos policiales.
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