El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, encendió otra llama polémica al sugerir que su administración podría exigir la devolución del Canal de Panamá a manos estadounidenses. En declaraciones emitidas a través de su plataforma Truth Social, Trump calificó las tarifas impuestas por Panamá como «ridículas». Además, acusó al país centroamericano de no respetar los principios «morales y legales» que, según él, se establecieron durante la transferencia del canal.
Esta afirmación ha generado un intenso debate sobre la soberanía panameña, la historia del canal y su importancia estratégica para el comercio y la seguridad nacional de Estados Unidos.
Críticas a Jimmy Carter y el traspaso del Canal de Panamá
Trump no dudó en señalar al expresidente Jimmy Carter como responsable de lo que considera un error histórico: la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977. Este acuerdo permitió que Panamá asumiera el control total del canal el 31 de diciembre de 1999. Esto puso fin a casi un siglo de administración estadounidense. Trump describió la transferencia como un «acto tonto» y aseguró que Panamá ha abusado de su posición al imponer tarifas que calificó de «exorbitantes».
El presidente electo argumentó que el Canal de Panamá no fue entregado para beneficio exclusivo de Panamá ni de otras naciones, sino como un gesto de cooperación con Estados Unidos. Según Trump, la actual gestión no respeta los principios que originalmente justificaron la transferencia. Calificó esta situación como «estafa» contra la Armada y las empresas estadounidenses.
Canal de Panamá, un activo vital para la economía y la seguridad de EE.UU.
Más allá de las críticas históricas, Trump enfatizó la relevancia contemporánea del Canal de Panamá como un «activo nacional vital». La vía interoceánica desempeña un papel crucial en el comercio global, facilitando el tránsito rápido de mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico. Más del 70% del tráfico que atraviesa el canal tiene como destino o punto de origen puertos estadounidenses, lo que subraya su importancia para la economía de la potencia norteamericana.
Además, el canal es una pieza estratégica para el despliegue rápido de la Armada estadounidense, especialmente en situaciones de emergencia. Trump señaló que garantizar su operación segura y confiable es una prioridad para la seguridad nacional de Estados Unidos.
El costo humano y económico de su construcción
El presidente electo también hizo referencia al alto precio que Estados Unidos pagó para construir el Canal de Panamá a principios del siglo XX. Durante el proyecto, miles de trabajadores estadounidenses perdieron la vida debido a enfermedades transmitidas por mosquitos en las selvas panameñas. Trump utilizó este dato histórico para justificar su posición, argumentando que el sacrificio humano y financiero de Estados Unidos no puede ser ignorado.
En sus declaraciones, Trump también expresó preocupaciones sobre posibles amenazas a la seguridad del Canal de Panamá, aunque no detalló a qué se refería con «manos equivocadas». Esta afirmación refuerza la postura de su administración entrante de proteger los intereses estadounidenses en el canal, incluso si eso significa tomar medidas drásticas como exigir su devolución.
Implicaciones diplomáticas
Las declaraciones de Trump han generado una ola de reacciones tanto en Panamá como en la comunidad internacional. Para Panamá, el canal es más que una infraestructura; es un símbolo de soberanía y un motor clave de su economía. Cualquier intento de reabrir el debate sobre su control podría tensar las relaciones entre ambos países.
Desde una perspectiva global, las palabras de Trump podrían ser vistas como un regreso a una política exterior más agresiva y nacionalista. Esto podría afectar la percepción de Estados Unidos como socio en acuerdos internacionales, especialmente en un momento en que la cooperación multilateral es esencial para abordar problemas globales.
Reacciones en Panamá y el mundo
Las autoridades panameñas han evitado, hasta el momento, emitir declaraciones oficiales sobre las amenazas de Trump. Sin embargo, analistas locales han destacado que Panamá tiene el respaldo de tratados internacionales que legitiman su control sobre el canal. Además, recalcan que el canal ha sido gestionado de manera eficiente y rentable desde que pasó a manos panameñas en 1999.
En Estados Unidos, las opiniones también están divididas. Mientras algunos sectores apoyan las críticas de Trump y ven al canal como un recurso esencial para los intereses nacionales, otros advierten que reabrir esta discusión podría dañar la reputación de Estados Unidos como aliado confiable.
Un futuro incierto sobre el Canal de Panamá
La amenaza de Trump de exigir la devolución del Canal de Panamá plantea preguntas sobre cómo manejará su administración las relaciones internacionales. Si bien sus declaraciones pueden ser vistas como parte de una estrategia política para fortalecer su base de apoyo nacionalista, también tienen el potencial de generar consecuencias significativas en el ámbito diplomático y económico.
El Canal de Panamá ha sido, durante más de un siglo, un puente entre dos mundos y un testimonio del ingenio humano. Su futuro, sin embargo, podría estar nuevamente en el centro de una disputa que combina historia, economía y política internacional. El tiempo dirá si esta amenaza se convierte en acción o si queda como un episodio más en la larga y compleja relación entre Estados Unidos y Panamá.