La crisis del Canal de Panamá se agrava ante la continuidad de la sequía y, con ello, ha tensado todavía más la situación económica global. Tan solo en el lustro más reciente, la región del Canal ha experimentado una reducción de casi el 20% de las lluvias en comparación con décadas anteriores.

Los expertos atribuyen este déficit a causas como el calentamiento global y el fenómeno climático de El Niño. Sea cual sea el motivo, lo cierto es que la escasez de agua se ha vuelto crónica en una zona que históricamente ha sido bastante lluviosa.

De acuerdo con Ricaurte Vásquez, administrador de la Autoridad del Canal de Panamá, en el año fiscal 2024, Panamá dejará de recibir entre 500 y 700 millones de dólares, por peaje. En el primer trimestre del año fiscal, el Canal tuvo una reducción de 791 buques y un 20% menos de carga, en comparación con igual período del año anterior.

Canal de Panamá, clave en la economía global

El Canal de Panamá es considerado una de las obras de ingeniería más impresionantes a nivel global. Desde su inauguración en 1914, esta vía interoceánica que conecta el Atlántico y el Pacífico se ha consolidado como una ruta indispensable para el comercio marítimo internacional.

Se estima que por esta estratégica infraestructura transita cerca del 6% de los productos y materias primas que se transportan por barco en el mundo. Países como Estados Unidos, China y Japón son sus principales usuarios.

Lagos y embalses en sus niveles más bajos

Para su funcionamiento, el Canal depende completamente del agua dulce que le proveen lagos y embalses artificiales como el Gatún, el más grande. Esta agua permite operar los sistemas de esclusas que posibilitan el tránsito de los buques de un océano al otro.

Por ello, la disminución de las lluvias ha provocado que estos lagos estén muy por debajo de sus niveles normales. De hecho, se encuentran al menos 1,8 metros por debajo de lo esperado y en julio de 2022 el lago Gatún registró mínimos históricos.

La Autoridad del Canal advierte del peligro desde hace años

Ante esta situación, la Autoridad del Canal de Panamá lleva años advirtiendo que la escasez de agua representa un peligro para la operación continua y normal del sistema de esclusas, vital para que los buques puedan transitar entre el Atlántico y el Pacífico.

Ya desde 2020 el ente administrador del Canal había llamado la atención sobre la necesidad de garantizar nuevas fuentes hídricas ante el descenso en los niveles de precipitación que ya se vislumbraba.

Menos barcos por día para ahorrar agua

Como medida de emergencia para lidiar con la crisis, la Autoridad del Canal optó desde inicios de 2022 por reducir el número de barcos que pueden transitar diariamente. De unos 40 buques diarios, la cifra se disminuyó a entre 28 y 34 naves según la época.

Asimismo, se impusieron restricciones al tamaño y calado de los barcos, así como al peso de la carga transportada. Todo esto con el fin de ahorrar la mayor cantidad de agua posible.

Millonarias pérdidas para las navieras

Aunque necesarias, estas medidas de racionamiento del recurso hídrico han provocado enormes pérdidas económicas y logísticas para las empresas navieras que deben cruzar por Panamá. La drástica limitación en el tráfico marítimo ha derivado en acumulación de barcos esperando cruzar el Canal.

Hay reportes de más de 100 embarcaciones en cola, lo que se traduce en semanas de retraso en las entregas. El costo por día de espera por la crisis del Canal de Panamá para una de estas naves puede superar los 100,000 dólares.

Sobornos millonarios para evitar las colas

Debido a las millonarias pérdidas por la congestión en el Canal, muchas navieras han optado por pagar elevadísimas sumas de dinero para que sus barcos puedan evitar la larga fila de espera.

De hecho, se han registrado casos de sobornos por más de 2 millones de dólares a las autoridades panameñas con tal de que un barco pueda transitar de forma prioritaria.

Rutas alternativas aún más costosas

Otra opción para las compañías navieras afectadas es desviar sus rutas hacia otros caminos más largos y costosos, como bordeando África y Sudamérica. Pero esto también implica un gasto adicional de miles de dólares en combustible y personal.

Se trata entonces de una situación sin salida para las navieras, que deben asumir cuantiosas pérdidas sea cual sea la alternativa que escojan para evadir la crisis en el Canal.

Construcción de nuevos embalses, una tarea titánica

Ante el sombrío panorama, las autoridades panameñas evalúan la construcción de nuevos embalses y represas, siendo la del río Indio la opción más viable. Se estima una inversión de al menos 2000 millones de dólares y unos 6 años de trabajos para su culminación.

Pero las obras enfrentan la resistencia de agricultores y ganaderos de la zona, que deberían ser reubicados. Además, los trámites legales y ambientales retrasarían aún más el inicio de la construcción. En este escenario, otros países, como México, han evaluado opciones de construir un canal.

Soluciones extremas para la crisis del Canal de Panamá: lago artificial y siembra de nubes

Conscientes de que los nuevos embalses no resuelven el problema a corto plazo, también se han planteado ideas más extremas y futuristas. Una es la creación de un lago artificial para bombear agua al Canal.

Otra opción sobre la mesa es la siembra de nubes con yoduro de plata para aumentar las precipitaciones, un método utilizado en países como China y Arabia Saudita para inducir la lluvia.

El Canal de Panamá, una prioridad global

Aunque Panama afronta opciones difíciles, es claro que garantizar la operación continua del Canal debe ser una prioridad tanto para este país como para el mundo. Sus implicaciones para el comercio internacional le convierten en un asunto de interés global.