El invento de un investigador permitiría convertir el agua de mar en combustible para barcos y aviones. ¿Cómo es posible eso?

El científico estadounidense Marc Porosoff, del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Rochester, inventó un sistema que permite convertir el agua de mar en combustible para aviones y barcos. El proyecto ha llamado mucho la atención, sobre todo entre los militares. El invento posibilitaría, por ejemplo, a los navíos autosuministrarse de combustible en alta mar. El ahorro de tiempo y dinero sería significativo.

¿Por qué es posible obtener combustible del agua de mar?

El agua de mar tiene diferentes compuestos químicos, como oxígeno, hidrógeno y dióxido de carbono. Para obtener combustible es esencial convertir ese dióxido de carbono en monóxido de carbono. En esto se emplea una reacción inversa de desplazamiento de gas de agua. Por tanto, al reaccionar el hidrógeno con el dióxido de carbono se obtiene monóxido de carbono, más agua.

Esta reacción absorbe calor. Así se logra la formación más rápida de monóxido de carbono, el cual necesita altas temperaturas, alrededor de los 800 grados Celsius. Luego, para reducir dichas temperaturas, se recurre a aceleradores de la reacción. Pero estos son caros y pierden rendimiento de manera rápida.

Aquí es donde entrar a desempeñar un rol clave el invento de Porosoff. El científico creó un catalizador de carburo de molibdeno, modificado por potasio. Además, el catalizador tiene en la superficie el compuesto gamma alúmina. El hecho de recurrir al potasio posibilita la reducción de la energía necesaria para desencadenar la reacción inversa de desplazamiento de gas de agua.

Al mismo tiempo, como la gamma alúmina tiene poros y ranuras, pues por allí las partículas del catalizador pueden salir de manera más rápida. Esto hace que aumente el área disponible para agilizar la reacción química. Mientras mayor sea el área, entonces será posible generar más monóxido de carbono.

Combustible económico y alternativo

El catalizador de Porosoff ha demostrado no solo ser efectivo, sino también económico. Los componentes para elaborar el catalizador no son caros. Esto facilitaría su producción masiva. Desde 2020, el grupo de investigadores que dirige Porosoff ha recibido más fondos para acelerar esa investigación.

Por ejemplo, el Departamento de la Oficina de Defensa de Investigación Naval de Estados Unidos aportó 300.000 dólares. Para la Marina estadounidense este tipo de estudios es muy valioso. Esa entidad busca soluciones que le permitan sustituir los combustibles empleados a día de hoy en los barcos, por otros más sencillos de obtener y que sean menos contaminantes.

A lo largo de la historia, no pocas investigaciones civiles han sido “captadas” por los militares. Este catalizador pudiera seguir ese camino. Para que funcione el catalizador necesita un gran impulso de energía externa. Además, hoy día, la investigación para combustibles alternativos es primordial para preservar al planeta.

Por tanto, no cualquier barco podrá aprovechar el invento. En este caso, los más beneficiados serían los barcos de propulsión nuclear, como los portaviones. Estos sí pueden aportar esa energía necesaria para echar a andar el catalizador.