Las cifras más recientes de ONU (Unodc) demuestran que la guerra contra las drogas sigue teniendo muy pocos resultados, pero….
Este dato refuerza la inutilidad de la guerra contra las drogas impulsada por Estados Unidos, desde la década del setenta del siglo pasado. En 2019, según el mismo informe, alrededor de 275 millones de personas, entre 15 y 64 años, utilizaron alguna droga.
Uno de los objetivos de esa guerra contra las drogas era detener el consumo. Los números dicen que no ha ocurrido esto. Para esa guerra se han invertido miles de millones de dólares. Expertos consideran que, en lugar de armas, debería haberse gastado ese dinero en la prevención del consumo y la atención médica a los adictos. No solo, los carteles de las drogas se han hecho más fuertes y agresivos.
A día de hoy, en lugar de menos, existen más sustancias en el mercado de las drogas. Son sustancias más potentes y que llegan a una mayor cantidad de personas. Las drogas en la actualidad se siguen vendiendo por las vías tradicionales. No obstante, los narcotraficantes han encontrado en la “web oscura”, una plataforma segura para comercializar más sus productos. De acuerdo con el informe de Unodc, en 2019 las ventas de drogas en la “web oscura” dejaron ingresos superiores a los 300 millones de dólares.
La producción de drogas sigue en aumento
Otro elemento que muestra la inutilidad de la guerra contra las drogas es que la producción ha aumentado. Por ejemplo, en Afganistán, en 2020, el total de superficie destinado para el cultivo de la adormidera, que es la base para los opioides, creció en un alarmante 37%.
Mientras, la cocaína también logró récord de crecimiento. Entre 2014 y 2019, en Sudamérica, se duplicó la producción de esta droga, hasta totalizar las 1.784 toneladas.
La pandemia de la Covid-19 no ha afectado al negocio de las drogas. Hoy, las vías de distribución se han diversificado y los narcotraficantes han recurrido a métodos de entrega sin contacto directo con el comprador. Ahora distribuyen a través del correo postal o, incluso, utilizan drones.
Por último, el informe de Unodc aclara que, con la pandemia aumentó la pobreza. Esto incidirá en que cada vez más comunidades rurales recurran al cultivo de drogas como único camino para generar ingresos económicos. Ante esto, es muy posible que aumenten los campos de adormidera y de coca.
Las previsiones de Unodc son escalofriantes. Para 2030 se espera que el total de personas que consuma drogas aumente en un 11%. Este crecimiento será más visible en los países más empobrecidos. Con todos estos datos, cada vez son más los expertos que piden cambiar el enfoque de la guerra contra las drogas. Para ellos, la idea es enfocar el problema no desde la seguridad, sino como un tema de salud.
Gobierno colombiano exportará la flor seca de cannabis para uso medicinal
Además las drogas son convenientes para algunos gobiernos, mientras que la guerra contras las drogas es conveniente para otros. Colombia, por ejemplo, autorizó la exportación de la flor seca de cannabis, para uso medicinal. Esta medida contribuirá a la reactivación económica del país, generará más empleos y desarrollo, según el mandatario derechista Iván Duque.
«Colombia hoy elimina la prohibición de exportación de flor seca y eso representa entrar a jugar en grande en el mercado internacional», aseveró Duque quien añadió que este mercado representará, en 2024, cerca de 64.000 millones de dólares.
En Latinoamérica y el Caribe, ese mercado rondará los 6.000 millones de dólares, aclaró Duque. «Ya tenemos países como Uruguay, Perú, México y Colombia, que cuentan con un marco normativo para entrar a jugar en este sector», advirtió el presidente.
Colombia está considerado el principal productor de cocaína del mundo. En ese país existen muchas plantaciones de cannabis y fue uno de los primeros en Latinoamérica que reguló la producción y distribución de semillas, plantas y sustancias derivadas del cannabis, que ya se utilizan en cremas y aceites.
No obstante, los inversionistas en el cannabis se habían quejado por lo complicado que resultaba la aprobación de las exportaciones. El gobierno temía que el cannabis producido fuera desviado para el tráfico ilegal. Ahora, con el nuevo decreto de Luque, estas trabas desaparecerán.
Además, este decreto permitirá la expansión, en Colombia, de la venta de medicamentos basados en cannabis. A esto se añade que podrán elaborarse alimentos y fabricarse textiles, también a partir del cannabis.
Según la Asociación Colombiana de Industrias de Cannabis, ese país tenía condiciones ideales para suministrar la flor seca, tanto para uso médico como insumo en las producciones farmacéuticas. En aquellas naciones donde ya está regulado el cannabis medicinal, la flor seca es el producto más comercializado.