La victoria del candidato de la izquierda, Lula da Silva en Brasil traza un nuevo mapa geopolítico en América Latina

Los resultados de las presidenciales en Brasil hablan de una sociedad escindida en dos, donde las posiciones conservadoras han ganado terreno y trazan un nuevo mapa geopolítico en América Latina. Esto recorriendo el espectro izquierda-derecha hacia la derecha y provocando la moderación de la izquierda. Quizás un ejemplo elocuente sea la alianza de Lula con un bloque conservador liderado por Geraldo Alckmin, su próximo vicepresidente.

Más allá de las dificultades que Lula da Silva pueda enfrentar, existe otro frente en el que el futuro gobierno de Brasil debe retomar lo iniciado. Esto bajo las administraciones del Partido de los Trabajadores (PT). Se trata del escenario regional.

El retorno de Lula a la presidencia de Brasil coincide con otros gobiernos de izquierda en países tradicionalmente gobernados por la derecha, como México y Colombia. Se trata de dos posiciones clave para la izquierda regional, pues Estados Unidos (EEUU) ha mantenido con ambos países estrechos lazos de cooperación. Además, ha apostado en ellos su estrategia de seguridad hemisférica de las últimas décadas.

Mapa geopolítico en América Latina

La izquierda que hoy confluye en la región es, como en décadas pasadas, muy distinta entre sí. Si bien ha ganado posiciones en el tablero nunca vistas, detrás de su aparente hegemonía se observa un reflujo ideológico. Expresado en distintas intensidades, que muestra su debilidad a la hora de llegar al gobierno con proyectos que son enunciativamente mucho más moderados que antaño.

No obstante, la historia de América Latina deja muchas lecciones que deberían abrir los ojos. Tanto a quienes siguen creyendo que la moderación es garantía para poder hacer tranquilamente cambios desde las instituciones. Así como a quienes piensan que tener a una “descafeinada” izquierda reformista en los gobiernos no supone ninguna confrontación con la potencia hegemónica.

La correlación de fuerzas regional en la que Lula llega al gobierno es, por tanto, favorable y traza un nuevo mapa geopolítico en América Latina. Esto desde el punto de vista de las posibilidades de una construcción geopolítica alternativa a los intereses estadounidenses con todos los riesgos golpistas que ello implica. Pero preocupante si atendemos a movimientos de transformación social más profunda de las respectivas sociedades latinoamericano-caribeñas.

3 razones que explican el regreso de Lula

El líder izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva logró un retorno a la presidencia brasileña que parecía improbable un tiempo atrás. Esto en base a logros propios y debilidades del presidente Bolsonaro.

Hoy con 77 años, el izquierdista Lula se apresta a volver el 1 de enero al cargo de presidente que ya ejerció de 2003 a 2011.

Hay tres claves que explican por qué el líder del Partido de los Trabajadores (PT) venció al ultraderechista Bolsonaro en medio de una gran polarización política.

Nostalgia por los gobiernos de Lula

En los dos mandatos consecutivos de Lula, el país tuvo un boom económico, con altos de precios de las materias primas que produce. Más de 30 millones de personas ascendieron a la clase media con programas sociales del gobierno.

Eso contrasta con la crisis económica que Brasil vivió en los años recientes, cuando millones de brasileños cayeron en la pobreza y la miseria.

Bolsonaro es el primer presidente de Brasil que pierde un intento de ser reelecto desde que la Constitución del país habilitó esa posibilidad.

Esto también se debe en gran medida al alto nivel de rechazo que genera el actual mandatario. La mitad (50%) de los votantes brasileños decía que evitarían votar de cualquier modo a Bolsonaro, según una encuesta de la empresa Datafolha.

Otra clave del triunfo electoral de Lula fue que disputó con éxito el centro político brasileño a lo largo de la campaña. Para ello, el izquierdista escogió como candidato a vicepresidente a Geraldo Alckmin, un exrival suyo de centro derecha al que derrotó en las elecciones de 2006.

Lula logró para el balotaje el apoyo de los candidatos centristas que habían quedado en la tercera y cuarta posición: Simone Tebet y Ciro Gomes. Esto luego de ganar la primera vuelta del 2 de octubre con 48,4% de los votos.

También recibió el respaldo del expresidente Fernando Henrique Cardoso. Un socialdemócrata de 91 años que fue rival político de Lula en el pasado y es respetado en círculos intelectuales.

Todo esto contribuyó a reducir las inquietudes que la perspectiva de un nuevo gobierno de izquierda en Brasil podía generar. La élite del país