La inteligencia artificial (IA) preocupa tanto a las empresas españolas que decidir prohibir ChatGPT o restringir su uso entre sus trabajadores. El supuesto argumento es que temen filtraciones y errores por parte de esta herramienta. Anteriormente, otros expertos habían alertado sobre los peligros alrededor de un uso masivo de la IA.

«Existe una alta probabilidad de que la información generada por la herramienta contenga sesgos o información incorrecta», aseguró el comunicado de una de las empresas que optó por prohibir ChatGPT. Otras compañías aclararon que temían una posible divulgación de datos personales y de la empresa. Además, también advirtieron el peligro de filtraciones desde la plataforma de ChatGPT.

Empresas como Telefónica, BBVA y Redeia confirmaron que decidieron prohibir ChatGPT. Por ejemplo, Telefónica ya no permite el uso de la herramienta para tratar o almacenar información de la empresa. Solamente aceptan cuando la propia Telefónica contrate y controle la cuenta. Por su parte, BBVA prohibió su uso de manera general. No obstante, dejó la puerta abierta para que la aplicación de IA fuera utilizada, con autorización previa, por los profesionales que consideren que ChatGPT les será útil.

Mientras, Redeia bloqueó el uso de la versión gratuita de ChatGPT. La empresa adujo posibles riesgos vinculados con la protección de la información. Esto es importante teniendo en cuenta que es una compañía que gestiona infraestructuras estratégicas. Otras empresas españolas, como Naturgy y Enagás, compartieron con sus empleados recomendaciones sobre cómo trabajar con inteligencias artificiales.

La secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, aseveró que España se convertirá en el primer país del mundo que tendrá una agencia dedicada a supervisar la inteligencia artificial. Mientras tanto, el gobierno de Pedro Sánchez trabaja en un proyecto que posibilitará a las empresas probar el reglamento europeo que entrará en vigor en el futuro.

No pocas empresas españolas coinciden en la necesidad de un uso ético de la IA. Sin embargo, todas esperan que se establezca una regulación próxima que defina los parámetros para sus procesos. Mientras llega esa regulación, la decisión de varias, como analizamos, ha sido tajante: prohibir ChatGPT. Solo que, como ha demostrado la historia, mientras más se prohíbe una cosa, más se utiliza.