La propina ¿es una tasa más en la adquisición de un servicio o una justa remuneración? OPINA y COMENTA esta costumbre
Un reciente post en la red Instagram, donde un usuario revelaba haber entregado una propina de 4.000 euros en un restaurante, reavivó el debate sobre el tema de las propinas ¿Es justo pagarlas o no? ¿Quién tiene derecho a recibir propina y quién no?
Para muchos de los usuarios que comentaron el post, el hombre que entregó una propina tan elevada, por un servicio que ya estaba pagado, cometió una falta de respeto. ¿Por qué entonces no se da una gratificación a los médicos, profesores o periodistas que ofrecen un servicio Preguntaron varios internautas. Sin embargo, otros alegaron que cualquier persona es libre de entregar la cantidad de propina que estimara conveniente. La contrarréplica a ese argumento fue contundente: la mayoría de los establecimientos no te dan esa libertad, sino que te obligaban a pagar un mínimo del 10% sobre el consumo y esto resultaba absurdo.
La cultura de la propina
Los historiadores aseguran que las gratificaciónes surgieron en Inglaterra, en el siglo XVI. Esa práctica llega hasta nuestros días. Hoy se otorgan propinas en diferentes sectores, desde el transporte, hasta la hotelería y la gastronomía.
Por lo general la propina se entrega como recompensa por haber recibido un buen servicio. No obstante, diferentes expertos han asegurado que las personas también entregan propinas con otros objetivos, como obtener mayor aprobación social y aumentar el salario del trabajador.
La cadena de comida rápida estadounidense Hooters, presente también el América Latina, por ejemplo, contrata solo camareras muy atractivas para animar a los clientes a dejar propinas y te da opciones de dejar una gratificación del 10 al 50%. Pero las feministas no parecen sentirse insultadas por esto.
En América Latina es muy visible la cultura de la propina. Incluso, en países como Costa Rica, existe una ley que obliga a las personas a entregar un 10% de gratificación a trabajadores de bares, restaurantes y cualquier otro establecimiento donde se ofrezca un servicio en mesa. Algo similar ocurre en República Dominicana que tiene reglamentado dicho pago.
¿Por qué hay que pagar extra por un servicio?
En otras naciones de la región, el pago de la propina no es una obligación y su monto es a discreción de la persona, aunque nunca baja del 10%. Así sucede en Panamá, México, Cuba, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Bolivia Perú y Venezuela.
En Colombia, por ejemplo, los meseros deben preguntar a los clientes si aceptan pagar voluntariamente la propina del 10%. Mientras, en Ecuador, algunos establecimientos añaden a la cuenta una pequeña tarjeta en la que solicitan un pago adicional, tipo propina. En Paraguay la cultura de la propina está muy asentada y se paga no solo a los meseros, sino también a otras personas que realizan trámites.
En Estados Unidos, la gratificación ronda entre el 15% y 20%. Allí se da propinas a taxistas y muchos tipos de trabajos, porque supuestamente están mal pagados, en una época de crisis donde la gente lucha para sobrevivir con un salario.
¿Por qué pagar una propina?
La propina debería ser un agradecimiento por un servicio excepcional, fuera del deber del empleado del establecimiento; pero, en ocasiones, te tratan mal, recibes un pésimo servicio. Sin embargo, al final te encuentras con una cuenta en la que te exigen que pagues un 10% – 15% de propina obligatoria.
Para muchos, las propinas se han convertido en un impuesto muy desagradable. Cuando una persona va a comer a un establecimiento se encuentra, en algunos países, con un 20% de IVA, más 10%-15% de propina. Esto representa un impuesto del 30-40% sobre lo que has comido. A cualquiera se le quitan los deseos de comer fuera.
¿Qué crees tú? ¿Eres de los que ofreces una gratificación sin valorar el servicio? ¿Eres de los que opina que las propinas hay que ganárselas y no pueden verse como un regalo obligatorio? ¿Prefieres no pagar nunca una propina?