El aumento de los precios ha llegado a niveles que no se veían hace décadas, pero ¿cómo se ha librado Bolivia de la inflación?

En América Latina, el impacto de la subida es especialmente doloroso, vamos a analizar cómo se ha librado Bolivia de la inflación. El aumento de precios a nivel mundial es debido a la guerra de Ucrania, los problemas en las cadenas de suministro y los estímulos con los que los gobiernos respondieron a la pandemia.

El problema es tal que la inflación en las cinco mayores economías latinoamericanas ha llegado a su récord de los últimos 15 años.

Pero un país sudamericano que ha podido librarse hasta ahora es Bolivia, donde el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ha mantenido sorprendentemente estable. Cuando las curvas de sus vecinos y de medio mundo se disparaban al alza, Bolivia llegó a registrar una bajada de precios de hasta 0,1%.

A diferencia de lo que sucede con las monedas de los países vecinos, Bolivia tiene un tipo de cambio fijo respecto al dólar estadounidense. Está determinado por el gobierno socialista de Evo Morales hace ya más de 10 años (US$1 = 6,96 bolivianos).

Mientras otros países de la región implantaron mecanismos de control de cambio para sostener su moneda, en Bolivia se puede comprar y vender dólares libremente. El tipo de cambio se ha mantenido gracias a que el gobierno lo sostiene inyectando en el mercado dólares de sus reservas.

Por otro lado, productores y consumidores en todo el mundo se ven golpeados por el aumento de los precios de los combustibles y los alimentos. Pero los bolivianos no han sentido hasta ahora ese golpe.

En su país el precio de la gasolina se mantiene estable en torno a los US$0,50 por litro. Además, los artículos de la canasta básica tampoco han experimentado grandes incrementos.

El país también cuenta con mecanismos para contener la inflación en el rubro alimentario, como la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa). En una de sus últimas acciones, el Fondo inyectó 10.000 toneladas de harina de trigo en el mercado para evitar una subida del precio del pan.

Lian Lin, analista de la Unidad de Inteligencia del semanario «The Economist», asegura que «estas cosas mantienen baja la inflación de los alimentos. Lo que significa una gran parte del total del Índice de Precios al Consumidor».