La Administración Biden proclamó el fin de la “Guerra contra el terrorismo”. La realidad nos indica que esa guerra está muy lejos de terminar

El último día de agosto de 2021, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el supuesto “fin de la guerra contra el terrorismo”. Las tropas estadounidenses abandonaron Kabul, cuando ya los talibanes habían tomado control de Afganistán.

Después de 20 años de la “Guerra contra el terrorismo”, los únicos ganadores fueron las compañías productoras de armas que recibieron, en ese período, 14 billones de dólares. Aunque la Administración Biden diga lo contrario, las guerras de su país continúan, por todo el mundo.

Mientras los aviones sacaban a los últimos soldados de Estados Unidos de Afganistán, donde estuvieron desde 2011, la CIA continuaba ejecutando operaciones, en su particular guerra. Desde una base secreta en el Sahara, la CIA realiza vuelos con drones, para vigilar a militantes del Estado Islámico, en Libia.

También vigila a extremistas en Mali, Chad y Níger. Además, el Comando de Estados Unidos para África envía drones para espiar las actividades del grupo radical Shabab, vinculado con Al Qaeda, en Somalia.

En los últimos dos años, el Pentágono realizó actividades “contra el terrorismo”, en 85 países, según un estudio de la Universidad de Brown. Dentro de la definición de “actividades” aparecen desde combates en tierra, hasta ataques aéreos y con drones. A esto se suma el control sobre operativos que realizan ejércitos aliados.

Los principales triunfadores de esas “nuevas” guerras son los mismos que ganaron la “Guerra contra el Terrorismo”. Los datos hablan por sí solos: los cinco mayores contratistas de defensa (General Dynamics, Raytheon, Northrop Grumman, Boeing y Lockheed Martin) recibieron, en dos décadas, más de la mitad de los 14 billones que destinó la Casa Blanca a la guerra.

En un año Biden destinó 760.000 millones a los militares

En su primer año, la Administración Biden destinó más de 760.000 millones de dólares para los militares, la mayor cifra desde la Segura Guerra Mundial. También hubo un record de gastos en armas nucleares.

Entonces, la “Guerra contra el Terrorismo” no ha terminado. Así lo aseguró Kenneth McKenzie, del Comando Central de la Armada de Estados Unidos. Mientras, otros expertos apuntan al error conceptual de llamarla “guerra contra el terrorismo”.

De acuerdo con Richard Downie, un coronel retirado que trabaja ahora para la empresa de seguridad OMNITRU Technologies, esto no es una guerra contra el terrorismo. “Es una guerra contra los grupos que quieren usar esta táctica de terrorismo. Estados Unidos no tiene opción de no combatir el terrorismo, porque la función primordial del gobierno es mantener la seguridad de sus ciudadanos”, reconoció.

Las cuentas bancarias de las grandes corporaciones muestran cuán exitosa fue la “Guerra contra el terrorismo”. Incluso, algunos podrán decir que, en dos décadas, después del 11 de septiembre de 2001, solo hubo un atentado terrorista procedente del exterior en Estados Unidos.

Sin embargo, un análisis más profundo muestra la inmensidad del fracaso. En Afganistán e Irak, dos de los “ejes del mal”, Estados Unidos no solo derrocó a los gobiernos anteriores, sino que intentó transformar esas sociedades tribales en democracias al estilo de Washington.

Para lograr ese objetivo se realizaron gastos multimillonarios, más de 7.000 militares estadounidenses perdieron la vida y centenares de miles de civiles murieron. La realidad muestra que, en ambos países, no se lograron los propósitos. Allí sigue, ya sin miles de tropas en el terreno, la “guerra infinita”.