Los insultan en la calle e incitan a la violencia contra políticos en Argentina, los acusan de corruptos, de ladrones, de estafadores

Les gritan que se vayan, les golpean los vehículos y los persiguen a los gritos fomentando siempre más la violencia contra políticos en Argentina. Los acosan con celular en mano para grabar sus reacciones ante el hostigamiento.

Las agresiones públicas en Argentina, en donde suelen calificarse como «escraches», se han incrementado en las últimas semanas. En particular en contra de dirigentes o simpatizantes oficialistas. Lo que genera preocupación en algunos sectores de la sociedad que alertan del riesgo que implica fomentar la intolerancia y la violencia social.

El problema es que no se trata de protestas sociales, sino de acoso y ataques personales. Estos son evaluados y difundidos a partir de una doble vara, dependiendo quiénes sean las víctimas.

En las redes y en la prensa tradicional suelen festejarlos y justificarlos si se realizan contra figuras públicas con las que el medio no simpatiza. «Es condena social», «la gente está cansada», aseguran para darles la razón.

Por el contrario, si los «escraches» afectan a personajes a los que sí apoyan, estalla la indignación. Además de las advertencias de que no son acciones genuinas sino montadas por adversarios fanáticos e intolerantes que no soportan «a quienes piensan distinto».

La semana pasada, el juez Daniel Rafecas tuvo que salir de un restaurante luego de que un hombre se acercara de manera agresiva a su mesa. «¡Este señor es un corrupto!», gritó de manera insistente para sorpresa de Rafecas, un magistrado al que acusó de favorecer a Fernández de Kirchner.

Lo mismo le ha ocurrido ya en diversas ocasiones a Ginés González García, el exministro de Salud que tuvo que renunciar a su cargo.

El escenario siempre son espacios públicos. «Vago, anda a laburar», le dijeron varias personas que persiguieron a Pablo Moyano, un sindicalista cercano al Gobierno. A la diputada peronista Victoria Tolosa Paz, por su parte, la obligaron a salir de un evento público entre insultos y acusaciones de «ladrona».

De la oposición, en estas últimas semanas solo ha habido un «escrache» en contra de la exministra de Seguridad y aspirante presidencial Patricia Bullrich. «¡Basta de impunidad!», le dijeron entre otras ofensas varios vecinos al reclamar por los cinco años de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. El cual es uno de los casos más graves de violencia institucional que hubo durante su gestión.