La vitamina D es una de las más importantes para el organismo humano y es un antídoto para la demencia y mejora la absorción del calcio

La presencia de la vitamina D mejora la absorción del calcio, así como contribuye a que funcione de manera correcta el sistema inmunitario, el metabolismo y el crecimiento celular. Cuando falta esta vitamina, la persona es mucho más propensa a padecer de obesidad, esclerosis múltiples, hipertensión y hasta ciertos tipos de cáncer.

Un antídoto para la demencia

Diversas investigaciones científicas han demostrado que las personas con mayores niveles de vitamina D en el cerebro tienen hasta un 33% menos de probabilidades de ser afectados por la demencia.

Uno de estos estudios, publicado en 1997 en la revista estadounidense Alzheimer´s and Dementia, tomó como muestra a un grupo de voluntarios, todos adultos mayores. Aquellos con mayores niveles de vitamina D lograron una mejor función cognitiva que los otros participantes. Una de las conclusiones de la investigación fue que los alimentos, ricos en vitamina D, contribuían a proteger al cerebro del Alzheimer y de otras enfermedades vinculadas con la demencia.

Cómo incrementar la vitamina

En no pocos sitios en Internet se comercializan complementos vitamínicos que aseguran reducir el déficit de vitamina D. Sin embargo, los especialistas advierten que puede ser peligroso consumir grandes cantidades de estos suplementos. Los datos muestran que la dosis ideal de vitamina D para personas hasta 70 años es de 600 unidades internacionales (UI). Mientras, los mayores de esa edad necesitan 800 UI. En el caso de superar esas cantidades, los adultos mayores corren el riesgo de sufrir caídas.

La vitamina D no se encuentra, de manera natural, en muchos alimentos. Para obtenerla debes mantener una dieta balanceada, donde se combinen desde los pescados como el atún y el salmón hasta la leche y los cereales. Otros alimentos ricos en vitamina D son las bebidas vegetales de soja, el hígado de res y de pollo y los hongos.

El cuerpo humano también tiene la capacidad de generar por sí mismo vitamina a través de la exposición directa al sol. Este calor hace que un químico de la piel se transforme en calciferol, que es la forma activa de esta vitamina.

Esta cantidad que produce el cuerpo depende de diversos factores, como la hora del día de exposición al sol, y el lugar donde viva la persona, así como la pigmentación de su piel. En los meses de invierno, por ejemplo, la producción de esta vitamina disminuye notablemente. Al mismo tiempo, los expertos advierten que una sobreexposición directa al sol pudiera provocar cáncer de piel. Por tanto, es necesario utilizar protección solar.