Una semana atrás, con apenas horas de separación, Estados Unidos cambió su política hacia Venezuela y Cuba. ¿Por qué?

La Administración Biden anunció que Estados Unidos cambió su política hacia Venezuela y Cuba. Estos son dos de los países más afectados por las sanciones económicas impuestas por Washington. ¿Por qué se produjo esa modificación ahora? ¿Será efectiva la nueva estrategia de la Casa Blanca hacia los gobiernos de Díaz-Canel y Maduro?

Un primer punto que señalan los analistas es que estas flexibilizaciones de Estados Unidos no significan, ni mucho menos, una normalización en las relaciones con Caracas y La Habana. Las sanciones más fuertes continúan en vigor y el bloqueo al que están sometidos ambos países quedó igual. Además, Cuba siguió en la lista de países promotores del terrorismo.

En el caso de Venezuela, Washington otorgó una “autorización limitada”, para que la empresa petrolera Chevron pueda negociar futuros negocios en Venezuela. Desde la Casa Blanca aseguran que dieron este paso como apoyo al reinicio del diálogo entre los opositores y el gobierno de Maduro.

Mientras, con Cuba, la Administración Biden eliminó sanciones que había impuesto Donald Trump. El escenario dista mucho del deshielo que vivieron esos países, entre 2014 y 2016. Pero hasta La Habana tuvo que reconocer que, aunque eran pasos “limitados”, iban en la “dirección correcta”.

¿Por qué ahora?

Washington eliminó las restricciones en el monto de las remesas que pueden enviar los cubanoamericanos. Permitió el retorno de los vuelos regulares a diferentes aeropuertos cubanos. Además, autorizó los viajes en grupos de ciudadanos estadounidenses, para propiciar el contacto “pueblo a pueblo”. También abrió la puerta a la posibilidad legal de que estadounidenses puedan invertir en negocios privados en Cuba. Todo esto lo había prometido Joe Biden, en su campaña electoral. Demoró un año y medio en cumplir sus promesas.

¿Por qué lo hizo ahora? ¿Por qué Estados Unidos cambió su política hacia Venezuela y Cuba? La razón parece estar en la venidera Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en Los Ángeles. Cuba, Venezuela y Nicaragua no han sido invitadas y esto ha generado una gran ola de críticas en Latinoamérica. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador dijo que, de mantenerse el veto a estas naciones, no asistirá al evento. Varios países caribeños mostraron posiciones similares.

Por tanto, Washington no quiso llegar a esa Cumbre con las manos vacías. La Administración Biden tratará de demostrar que ha dado pasos en apoyo al pueblo cubano; mientras, mantiene la presión económica sobre el gobierno.

La postura asumida por la Administración Biden ha generado mucho rechazo entre senadores republicanos y demócratas. Estos políticos ven a la flexibilización como “concesiones” a Caracas y La Habana. No obstante, desde la Casa Blanca insisten en que no son concesiones, sino una nueva estrategia que busca el mismo objetivo: propiciar un supuesto cambio democrático en Venezuela y Cuba.