El déficit habitacional en Latinoamérica es uno de los mayores problemas que afecta a Latinoamérica. Las cifras muestran cuán preocupante es este problema que no parece tener una solución a corto plazo. 

En la inmensa mayoría de las principales ciudades hay déficit habitacional en Latinoamerica. La demanda de viviendas es superior a la cantidad de nuevas edificaciones construidas. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el déficit habitacional en Brasil es un de impresionante 32%. Es decir, 80 millones de brasileños están afectados por la falta de viviendas. Mientras, en México, 31 millones de personas no tienen vivienda. No obstante, en medio de tanta carencia, han aparecido variantes interesantes impulsadas por emprendedores.

Otros datos muestran cuán complicada es la situación. Cada año, entre el 50 y 60% de las “nuevas viviendas” levantadas en las ciudades más pobladas son consideradas “informales”. Esto quiere decir que no surgieron como un proyecto organizado de urbanización, sino como estructuras improvisadas. Muchas de estas construcciones fueron realizadas por los mismos propietarios. El modo de operación es similar: invaden terreno y construyen sin licencias. Luego, ese asentamiento termina por ser admitido por las autoridades locales. Con el tiempo, las “nuevas viviendas” reciben servicios básicos como electricidad y agua.

Favelas, barrios, campamentos, villas miseria: la misma cara del déficit habitacional en Latinoamerica

Estos asentamientos reciben diferentes nombres. En Brasil las llaman favelas, en Venezuela son barrios, campamentos en Chile, villas miseria en Buenos Aires. Para el Banco Mundial esos asentamientos son tugurios.

Las cifras son aplastantes. A día de hoy, 110 millones de personas en Latinoamérica viven en esos tugurios. Es decir, 23 de cada 100. De acuerdo con el Banco Mundial, dos de cada tres familias latinoamericanas necesitan o una vivienda o una mejor.

¿Por qué es tan complejo obtener una vivienda de calidad?

Las razones que complejizan la construcción y adquisición de una vivienda de calidad en Latinoamérica son muy diversas. Un primer elemento es el alto costo del metro cuadrado, en comparación con los salarios mínimos imperantes en la región. Dos ejemplos: el metro cuadrado en Bogotá es de casi 1200 dólares cuando el salario mínimo no llega a 300 dólares. Mientras, en Chile, las comunas con precios más económicos no bajan de 1400 dólares el metro cuadrado y el salario mínimo no llega a 500 dólares.

Las favelas, tugurios, villas miseria son el peor rostro de Latinoamérica. No obstante, en la región también hay barrios muy modernos y exclusivos. Entre los más caros está Puerto Madero, en Buenos Aires. Allí, el metro cuadrado cotiza a más de 7000 dólares. Luego está Ipanema, en Río de Janeiro, donde el metro cuadrado está a casi 6700 dólares. El tercer lugar es de Vila Nova Conceicao, en Sao Paulo, con el metro a casi 5000 dólares. La cuarta posición en cuanto a precios corresponde a Vitacura, en Santiago de Chile, donde el metro cuadrado está a 4100 dólares.

Los emprendedores buscan soluciones ante crisis habitacional 

Ante la crisis habitacional, los altos precios y el poco espacio para construir, los emprendedores latinoamericanos han buscado soluciones. Una de ellas ha sido levantar apartamentos minúsculos, de hasta 11 metros cuadrados. Estas edificaciones están pensadas para profesionales y estudiantes. Suelen estar bien ubicadas en la ciudad y su precio no sobrepasa los 50 000 dólares.

Una de las empresas que ha apostado por esta solución es la brasileña Vitacon. La empresa construyó un edificio de microapartamentos, en Sao Paulo y lograron venderlo por completo antes de que estuviera terminado. La propuesta de Vitacon contempla pequeños espacios para vivir y lugares comunes, más espaciosos, para compartir.

En Buenos Aires, la empresa Predial también vende microapartamentos, con espacios desde los 18 hasta los 30 metros cuadrados. Sus precios oscilan entre 40 000 y 50 000 dólares.

“Las ciudades expulsan a la gente. Por eso los microapartamentos son una tendencia que llegó para quedarse”, asegura Pablo Brodsky, director comercial de Pedrial.

Muchos han criticado estas construcciones y las llaman “jaulas” y las comparan con celdas de prisión. Otros valoran estas edificaciones como una solución rentable para el problema urbanístico. En Hong Kong y otras urbes súper pobladas de Asia han dado resultado. En Latinoamérica parece que se extenderán.