Yemen se ha convertido en escenario de una compleja guerra civil que involucra a actores regionales e internacionales. Lo que subyace a este mortal conflicto es un lucrativo negocio de venta de armas que beneficia a países como Irán, Estados Unidos y naciones europeas, mientras la población civil yemení paga el precio más alto.

Detonante para el negocio de la venta de armas

La guerra en Yemen estalló en 2014 cuando los rebeldes hutíes, un grupo insurgente chiita apoyado por Irán, tomaron el control de la capital Saná y otras zonas del norte del país. En 2015, una coalición militar liderada por Arabia Saudita intervino en el conflicto con la intención de frenar el avance hutí y devolver al poder al gobierno derrocado.

Lo que comenzó como una guerra civil localizada, pronto se convirtió en un campo de batalla, con intervenciones más o menos directas, de las potencias regionales rivales, Irán y Arabia Saudita. Detrás de estas potencias hay otros actores internacionales como Estados Unidos y Rusia, que buscan extender su influencia e impulsar sus propios intereses económicos y geopolíticos.

Origen y evolución del conflicto hutí

La milicia hutí controla actualmente el 30% del territorio de Yemen y cuenta con el apoyo de Irán, Hamas y Hizbulá. Este grupo inició su rebelión en 2003 contra el dictador Alí Abdalá Saleh. En 2015, los hutíes tomaron el control de gran parte del territorio yemení, incluyendo la capital Saná, derrocando al sucesor de Saleh.

Irán, uno de los impulsores del negocio de la venta de armas en Yemén

Los hutíes cuentan con un poderoso arsenal que incluye misiles Asef y Al-Mandeb 2, drones, así como equipos de comunicación militar. Este armamento ha sido suministrado principalmente por Irán, que funciona como su principal proveedor de armas e inteligencia. La ONU calcula que los hutíes tienen alrededor de 100,000 partidarios, aunque no todos son combatientes.

Detrás del conflicto yemení se esconde un lucrativo negocio de venta de armas. Se estima que Irán ha ganado miles de millones de dólares vendiendo armas a los hutíes en los últimos años. Por su parte, EE.UU. y países europeos también se benefician con la venta de armas a Arabia Saudita y otros actores. Mientras el conflicto siga escalando, mayores serán las ganancias de este sangriento negocio.

Ataques en el Mar Rojo

Desde noviembre de 2023, los hutíes han realizado más de 27 ataques contra barcos en el Mar Rojo, acciones que buscan apoyar a Hamás y oponerse a Israel. Esto ha obligado a desviar más de 2,000 embarcaciones, encareciendo los costos del transporte marítimo. En respuesta, EE.UU. y aliados iniciaron en diciembre una misión naval para contrarrestar esta amenaza.

Resistencia a Arabia Saudita

A pesar de los constantes ataques aéreos de Arabia Saudita, los hutíes han logrado sobrevivir y resistir, e incluso han respondido con sus propios ataques contra objetivos sauditas. El reino se ha mantenido en silencio ante la reciente campaña hutí en el Mar Rojo, en una posición compleja debido a que el apoyo hutí a Hamás es popular entre las poblaciones árabes.

Riesgo de escalada, escenario ideal para el negocio de la venta de armas

Existe el riesgo de que el conflicto se extienda más allá de Yemen e involucre directamente a Irán, que ha fortalecido sus vínculos con los hutíes durante la guerra. Si estos continúan con los ataques en el Mar Rojo, podría estallar un enfrentamiento con consecuencias impredecibles.

EE.UU. interceptó en enero un cargamento de armas de Irán a los hutíes, que incluía componentes de misiles y drones. Esta no es la primera vez, Irán lleva años suministrando armas a los hutíes.

Población civil, la más afectada

Mientras los actores regionales e internacionales se benefician del negocio de venta de armas, es la población civil yemení la que más sufre las consecuencias, con más de 150,000 muertos desde el inicio del conflicto armado. La solución no está en más bombardeos o envíos de armas, sino en un alto al fuego negociado que ponga fin a este mortal negocio.