El negocio de la COVID-19 no solo favorece a las grandes empresas farmacéuticas, sino también a los gobiernos como Estados Unidos

Estados Unidos controla gran parte del negocio de la COVID-19 y millones de dosis de Pfizer y Moderna. Ahora EE.UU. utiliza a las vacunas como un “canal diplomático” para obtener sus objetivos estratégicos. Así quedó demostrado con el restablecimiento del acuerdo militar entre Washington y Filipinas. La Administración Biden ¨donó¨ a ese país asiático tres millones de dosis de vacunas antiCovid-19. A cambio, el presidente Rodrigo Duterte permitirá el retorno de las tropas estadounidenses.

En 2019, Filipinas suspendió, de manera unilateral, su acuerdo militar de visita de tropas. Esto fue como respuesta a la decisión de Estados Unidos de cancelar la visa a un senador filipino, acusado de dirigir una polémica y muy violenta campaña antidrogas que lidera el gobierno de Duterte. El acuerdo, vigente desde 1999, daba cobertura legal para que el Ejército de EE.UU. entrara al país asiático para realizar maniobras conjuntas con los militares filipinos.

Durante más de un año, Duterte amenazó con eliminar por completo el acuerdo, al tiempo que estrechaba relaciones con China. Sin embargo, ahora decidió cambiar la postura. El propio Deterte reconoció que el donativo de vacunas antiCovid-19 que realizó Estados Unidos había influido en su determinación de reestablecer el acuerdo.

El Secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, viajó a Filipinas, como parte de una gira por Asia. Allí se reunió con Duterte y el resultado de ese encuentro fue el anuncio del retorno de las tropas estadounidenses al país.

De acuerdo con el secretario de defensa filipino, Delfin Lorenzana, la medida estrechará las relaciones entre los dos países. Mientras, Austin aseveró que los dos gobiernos enfrentaban una “serie de desafíos, desde las crisis climáticas a la pandemia y, mientras lo hacemos, una alianza fuerte y resiliente entre EE.UU. y Filipinas será vital para la seguridad, la estabilidad y la prosperidad en la región del Indopacífico”.

Tropas estadounidenses a cambio de vacunas

Para Duterte, su decisión daba “algo de confianza en el futuro” y resaltó el rol de Estados Unidos en los “esfuerzos contra la insurgencia” en la isla de Mindanao. “Podemos planificar con anticipación y hacer entrenamientos realmente más completos con esta planificación a largo plazo”, aseveró el mandatario filipino.

La restauración del acuerdo militar es importante para los objetivos estratégicos en el sudeste asiático de EE.UU. Esto le permitirá rotar tropas en Filipinas y servirá como un elemento disuasorio para China, un país que ha buscado aumentar su influencia en la región.

En los últimos años se han producido varias disputas entre China y Filipinas por las aguas en el Mar de China Meridional. Además, buques militares chinos se ha adentrado en una zona económica exclusiva de Filipinas. Estados Unidos le recordó a China que cualquier ataque contra fuerzas filipinas en el Mar de China Meridional llevaría a la activación de un acuerdo de defensa mutua, entre Filipinas y EE.UU., vigente desde 1951.

Filipinas atraviesa por un momento complicado con la pandemia de la Covid-19 y EE.UU. se aprovechó con el negocio de la COVID-19 con las vacunas. Al mismo tiempo, Pfizer decidió elevar los precios de su vacuna. Por tanto, Manila no tenía capacidad económica para adquirirlas, ni tampoco era prioridad para la farmacéutica. Ante esto, las dosis donadas por la Administración Biden apuntalan la gestión de Duterte, quien ha sido muy criticado por la manera en que ha manejado la pandemia.